20. Charlotte

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20. Charlotte

No llegaron muy lejos. Camino hacia el sur, entre puertos de nieve y bosques que se volvían desnudos y helados, el mensaje llegó. Lo hizo atado a la pata de un cuervo enorme, que se posó sobre la cabeza de Ewan en un aleteo enfadado. Rory casi rio al comprobar como su hermano se volvía loco temporalmente, pero al final vieron aquel pergamino enrollado que descansaba junto a las afiladas garras del pajarraco. Fue Ewan también quien lo tomó, lo abrió y se quedó mudo.

-Maldita sea.

Le siguió Rory, que casi tiró el papel al suelo cuando comprendió las palabras en él escritas.

-Esto no puede ser.

Y finalmente fue él, Carew, que tomó el pergamino de entre sus dedos delgados y pálidos y maldijo en voz alta, elevando la vista al cielo.

-¡Tenía que pasar! Por supuesto, tenía que pasar.

-¿Qué sucede? -preguntó el traidor, y a pesar de que Rory no se sentía inclinado a responderle, finalmente tuvieron que hablar.

-Stradling tiene a Sorin.

-¿Qué?

-Sorin, acaso ya has olvidado...

-Sé quién es Sorin.

-Entonces verás...

-¡Silencio! -Carew apretó entre sus dedos el frágil papel, que terminó rompiéndose-. Killian ha salido en su búsqueda. Junto a sus compañeros. Jared y Decklan se quedarán en Palacio.

-Eso es una buena...

-No podemos dejar que lo tenga. Algo de todo esto tiene que ver con él. Ella habló de...

-Tú solo quieres buscar a tu amante.

Nadie parpadeó cuando Carew golpeó a Sal con el dorso de su mano, tirándolo al suelo.

-Si no tienes nada productivo que decir, cállate.

Y todos vieron que, en efecto, estaba nervioso.

-¿Quieres ir? -preguntó Erick.

-No voy a dejarte...

-Estamos casi en la frontera del territorio del clan. Quedarán unos seis días de camino. Y están Rory y Hall. Nada pasará. Él nos necesita, y nosotros debemos ayudar en lo que podamos.

-Pero ella dijo...

-Sí, y por eso nosotros seguiremos hacia casa. Ellos solos no lograrán entrar, por lo que debo ir con ellos. Por mucho que quisiera ir contigo. Ayúdalos, Carew.

Rory guardó silencio, sabiendo que allí ya nada era secreto. Que aquella figura oculta bajo suciedad y capas raídas era un príncipe, y que todos lo sabían. Erick había cambiado tanto en aquel tiempo que parecía alguien diferente, y por primera vez se preguntó cómo su propia imagen se habría transformado tras todo lo sucedido.

Carew, de cualquier forma, no se permitió escapar hasta dejarlos en el puesto de control más cercano, a dos días y medio de camino.

-Después volaré, y con suerte esté con Killian antes de que lleguen allí.

-¿Y si no lo consigues?

-Lo haré.

Rory comprendió. Porque Carew era uno de los pocos de ellos que sabía cómo ocultar su presencia. Era mucho más fuerte que el resto, y era plenamente consciente de ello. Fueron dos días infernales. La nieve les cubría hasta las pantorrillas, impidiendo su paso, pero Carew los mantuvo en movimiento hasta que uno de los Sal cayó desmayado. Tuvieron que buscar entonces abrigo en la piedra helada de la montaña, escondidos a medias y pendientes de los aullidos que anunciaban animales cercanos. Cuando el sol asomó de nuevo por el horizonte, dañando sus ojos al reflejarse en el blancor de la nieve, Rory se puso en pie, imitando al resto. Hall tuvo que cargar con el Sal más débil, mientras el otro se mantenía tarareando cosas que nadie entendía. Pero andando.

La venganza de un hijo [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora