Capítulo 50 ~ El beneficio de la duda.

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Comencé a caminar sin rumbo fijo, mientras Lori descansaba sobre mi hombro sin enterarse de nada. A cada paso que daba, un trozo de realidad caía sobre mí como si el cielo de una vieja construcción se estuviera desplomando sobre mi cabeza, igual de doloroso y pesado. Las imágenes de todo lo que había vivido junto a Taemin se entremezclaban con sus palabras, sus súplicas, su llanto, y las imágenes mentales de mi padre rogando porque no lo enviaran a la cárcel por haber asesinado a un hombre inocente. Di un paso tras otro un buen rato, sin fijarme en nada ni nadie alrededor, hasta que un señor me jaló del brazo con fuerza, justo antes de que cruzara un semáforo en rojo.

- ¿Qué pasa contigo? Debes tener más cuidado – me regañó.

Lo miré sin dejar de llorar y comencé a caminar en cualquier otra dirección, aún sin saber qué hacer. La ansiedad se apoderó de mí, y de pronto sentí que no podía respirar ni mantenerme en pie. Sentía el pecho apretado y una pequeña puntada en el corazón que me inhabilitó para seguir caminando. Me arrastré hacia el porche de una casa y me dejé caer en las escaleras, mientras Lori daba un salto al piso, frotándose contra mis piernas. Intenté controlar mi respiración, inspirando y expirando, pero el dolor en el pecho y la falta de oxígeno no desaparecían, y sabía que la única solución para eso, era botar todo lo que llevaba dentro.

Cuando Lori dio un salto sobre mis piernas y maulló tiernamente antes de acurrucarse en mis brazos, el torrente de emociones se desbordó dentro de mí. Comencé a llorar descontroladamente, sin evitar gritar ni sollozar con fuerza. Abracé a mi gata sintiendo que era el único apoyo que tenía en la vida, y que sin ella probablemente haber sido arrollada por un auto al cruzar el semáforo en rojo hubiera sido terminar de forma más fácil con todo ese sufrimiento. Me mantuve así un buen rato, pero quería largarme de allí, a cualquier otro lugar donde Taemin no estuviera alrededor.

Tomé mi celular con manos temblorosas y le marqué a mi madre. Una, dos, tres veces pero no me contestó. Mi abuela no era opción porque Taemin sabría donde encontrarme, y justo cuando pensé en IU como mi único escape, el recordar que acababa de decir solo hace un par de horas atrás que no éramos más amigas, lo empeoró todo. Miré su número telefónico y la sonriente foto de contacto que ella misma se había tomado. Mis lágrimas empañaban la pantalla del móvil y decidí que llamarla era la única opción que tenía si no quería morir en el intento. Sabía que aunque estuviera molesta, no por nada había sido mi amiga por más de diez años.

- ¿Sí? – contestó, con la misma voz indiferente que la caracterizo la última semana.

- ¿IU? – pregunté, con la voz más que deshecha.

- ¿Danny? ¿Qué te pasa? – inmediatamente una sensación de tranquilidad me recorrió el cuerpo, aminorando aunque fuese un poco la tormenta dentro de mí.

- IU... te necesito, por favor, por favor perdóname – comencé a llorar otra vez, porque quería deshacerme en disculpas para que todo volviera a ser como antes.

- ¿Dónde estás? ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás llorando? – y no me había equivocado... no por nada IU había sido mi mejor amiga desde siempre.

- ¿Puedo... ir a tu casa? Allá te cuento – murmuré apenas.

- Claro que sí... ¿puedes llegar sola o quieres que le diga a papá que vayamos por ti? – inquirió de forma frenética - ¿Dónde estás? ¿Estás sola? ¿Te hicieron algo?

- No, tranquila... estoy bien.

- ¿"Estás bien"? Dios, Danny, estás llorando desconsolada...

Not forget, Not forgive ~ Lee Taemin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora