Capítulo 5

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No había ninguna parte de mi cuerpo que no vibrase a cada paso que daba mirando hacia el frente. Mis ojos se iban abriendo más conforme admiraba lo que estaba sucediendo a unos pocos metros de mí.
Toda la calle estaba acordonada, la gente gritaba de indignación, algunos hasta con cacerolas haciendo ruido con la intención de molestar a la policía.

- Samia gracias por haber venido.-anunció mi amiga Ciara. Se notaba a tres leguas que estaba tan frustada como yo.

-¿Qué ha pasado? ¿Desde cuándo está la policía aquí?-pregunté mientras observaba como la gente intentaba ponerse por medio solirarizándose para que no desalojasen de su casa a Nicolasa, una anciana de 81 años enferma. La pobre siempre tiene que tener el oxígeno puesto por sus problemas respiratorios. Apreté mis puños tan fuerte clavándome mis uñas en las palmas de mi mano. Miré a Ciara y las dos nos fuimos directas hacia el grupo de la plataforma "stop desahucios"; Me coloqué al lado de Daniela y más personas para empezar a discutir con los agentes de policía. Durante un rato intentemos luchar contra la policía para que Nicolasa no la echaran de su casa. Todos ya estábamos perdiendo los nervios, nos sentamos en el suelo haciendo de escudo, gritabamos, nos hacíamos los pesados mientras la policía nos arrastraba por el suelo bajo insultos. Todos nuestros esfuerzos para impedir que desalojasen a Nicolasa de su casa fueron en vano.

Resumiendo, la mayoría de los presentes acabemos en comisaría detenidos. Y Nicolasa fue llevada a una residencia para mayores.

Tras estar una hora declarando, no sé que teníamos que decir; "que unos hombres de negocios", han comprando el terreno del edificio, porque supuestamente el edificio pasó a ser propiedad del Ayuntamiento y ahora nos quieren echar. Quitarnos lo que nos pertenece, lo que supuestamente hemos estado pagando para que ahora lleguen unos ricachones y sin consultarnos nos quiten lo que hemos estado pagando. Moraleja, el que tiene dinero puede hacer y deshacer y el pobre pagar injustamente los actos de esos ricos.

Una impotencia se iba apoderando de mí. Miré a mi amiga que se encontraba arrescostada en la pared con rostro cansado.

--Ciara, ¿cómo estás?

--Fatal Samia, no podía ver como sacaban de su casa a Nicolasa y para qué, para que acaben echándole de su propia casa. Qué pena. Y qué injusticia.

--Estoy de acuerdo contigo. Si tuviera delante ahora mismo al capullo de Zisis y el sinvergüenza del alcalde. ¡¡Arrg!! No sé que les haría te lo juro.

Seguimos hablando un buen rato, hasta que pasadas dos horas nos pusieron en libertad.

Mi amiga y yo nos fuimos para casa agotadas. Tras darme una larga ducha, mis pensamientos iban hacia mi padre. Había algo en todo este asunto que no me terminaba de conmencer. Llamé a mi madre para saber sobre el estado de mi padre.

--Mamá como estás.

--Samia hija, dime que está pasando con nuestro negocio, hija dime que no nos lo van quitan.

Escuchar los sollozos de mi madre, me conmovió. Dios mio, a mi madre no puedo mentirle, pero qué debo hacer en estos momentos. Sólo una frase pude pronunciar: «todo está bien».

--Y papá...

-- Samia, tú padre se apaga. Los médicos me han dicho que tan sólo podrá sobrevivir unas semanas. Su corazón ya no aguanta más.

--Nooo. Mamá nooo. --- Las palabras se me congelaron, mi corazón se paralizó unos segundos y esa rabia contenida que llevaba guardada mucho tiempo estalló en forma de lágrimas que se esparcian por mis mejillas, mis rodillas se clavaron en el suelo sintiéndome abatida. Los brazos de Ciara me rodearon intentando consolarme.

--Samia, debes ser fuerte.

--Ciara cómo se puede ser fuerte cuando todos los problemas te se van acumulando. Primero quieren quitarme mi negocio y ahora mi padre se muere. --Clavé mis ojos llenos de agua en mi amiga intentando buscar alguna solución. Que podía hacer masque acobijarme en los brazos de mi amiga y dejar que mi lamento afloje.

Elian

Salí de la sala de reuniones molesto. Cabreado debido a que Viorel Kroster, el ruso que iba a comprar el terreno para edificar el hotel se ha echado para atrás. La polémica que está dando el puñetero edificio me está afectando.
Llego a mi oficina agotado, me siento en mi sillón echando mi cabeza para atrás intentando buscar una solución para el problema. Desde luego la compra del terreno me está volviendo loco. Consulté mi móvil y vi un mensaje de Iris. Que mujer más insaciable. Me lo paso bien con ella, pero creo que ya es hora que me centre en una sola mujer. ¿Pero dónde estará esa mujer?

Le mando un mensaje rápido para quedar en vernos mañana por la noche. Esta noche me apetece descansar.

A la mañana siguiente me levanté tarde, era sábado y la cabeza pareciese que me iba a estallar. Me duché y quedé con Marcos y otra pareja para ir a comer y después tomarnos una copa.

Tras comprobar en la oficina que todo se encontraba en orden, salvo Paloma que tenía una cara de susto. El resto todo estaba en orden. Marché para juntarme con mis amigos.

A la hora acordada, llamé a Iris para encontrarme con ella en mi apartamento y pasar una noche de sexo. Ella es la mujer adecuada para estos encuentros. Es discreta, no hace preguntas y se entrega al sexo haciendo que disfrute al máximo. Tan sólo de pensarlo mi pene se pone duro. Me remuevo en el sillón del auto con sólo recordarlo. Qué pasada, estoy impaciente por follarme a Iris. Umm no veo el momento de verla desnuda en mi cama, jugando con mi aparatito con su boca. Joder, como no pare me voy correr ahora mismo.

¡Bingo! Mis pensamientos se han echo realidad. Mi preociosa está tumbada con una bata transparente roja dejando ver su desnudez. La beso con ímpetu a la vez que ella juega con mi pene.
¡¡Oh si preciosa sigue así!! ¡¡Qué gusto!!

Ella si sabe complacerme y hacer que mi mente se quede en blanco para centrarme en la noche de sexo que nos aguarda.

Samia

Ya no podía soportarlo más tirada en el suelo lamentándome sin hacer nada. Por lo menos agotaré todas mis fuerzas en enfrentarme al gilipollas de Zisis.

Al llegar a su oficina todo parecía estar muy tranquilo. Me acerco a la mesa de su secretaria y pregunto por él. La buena muchacha me dice que no va poner los pies en la oficina. Perfecto. Comienzo ha desesperarme hasta que mi paciencia llega a su límite y le exigo a la mujer que me de la dirección de su casa. Por supuesto ella se niega. Pero cuando me planto delante de ella la miro con ojos de asesina exigiéndole que me dé la dirección de Zisis o va acabar con varios huesos rotos, me la da enseguida.

Le agradezco el detalle y salgo para la casa de ese capullo, no si antes pararme en mi negocio.

Cerrado. Hoy no podido abrirlo hasta que este problema se solucione. Agacho mi vista hacia el suelo apretando mis puños, mis músculos se tensan de la misma cólera que siento. Maldigo una y otra vez al gilipollas de Zisis y al baboso del alcalde.

Mi rabia aumentaba por segundos, mi respiración se agitaba nada más pensar en el desgraciado que se le ocurrió comprar este terreno para aumentar su cuenta corriente y yo tenga que tener mi negocio cerrado. Estoy deseando de tenerlo frente a frente. Porque con mi dinero no se juega, y con mis sentimientos menos. Y Zisis me las pagar una a una.

SE CIEGA POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora