Nada más terminar de hablar con Alena, salí hacia la calle con mi cabeza como un tambor.
Me senté de golpe en un banco puesto que mis piernas no me respondían.
Apoyo mi cabeza en mis manos preguntándome una y otra vez, quien soy en realidad y porque mi madre me ha estado mintiendo todo este tiempo.Suspiro con fuerza, como si de alguna manera quisiera que ese aire se llevase todos mis problemas.
Esque es tanta la información que ya no sé qué pensar y menos de quién me tengo que fiar.Agarro aire y lo vuelvo a soltar por mis narices despacio intentando aplacar mis nervios. Pero no puedo, a quien quiero engañar. Ser una persona fuerte te lleva a desconfiar de todo el mundo, a cada paso que des, debes estar más seguro de ti mismo y sobre todo, ser una persona renconrosa y odiar a todo el mundo.
Mis lágrimas salen solas, mis fuerzas se van perdiendo y yo me siento como una estúpida. Me sueno mi nariz y me limpio la cara, me levanto del banco con mi cabeza como un bombo. Necesito descansar, necesito alejarme de todos, necesito estar sola para decidir qué hacer con esta vida loca que me ha tocado.
De pronto mi móvil vibra, no deseaba hablar con nadie pero al ver que se trataba de Esperanza lo cogí.
––Samia cómo estás querida.
––Esperanza estoy muy jodía. No lo puede evitar y me eché a llorar.
––Samia, dime que te ocurre mi hermosa. Cuéntamelo.
Sentía como el nudo de mi garganta se hacía mayor, mis lágrimas no querían parar y yo no tenía ni amigas. Decidí contarle todo a Esperanza, la pobre es tan buena y compresiva, incluso me escuchaba dándome ánimos.
––Samia, escúchame, no puedo soportar la idea de que estés así tan mal. Vete para el aeropuerto que voy a dar la orden de mandar el jet privado para tú país y quiero que vengas a pasar unos días aquí a mi residencia.
––Gracias Esperanza, pero debo trabajar.
––Tranquila ya me ocupo yo de hablar con tú superior. Ahora haz lo que te digo y por favor Samia ven.
––Esperanza como puedo agradecerte todo.
––Ya lo haces. Nos vemos en un par de horas. Au revoir.
––Au revoir. (Adiós)
Quizás fuese una locura, pero aquí estoy sentada en un avión privado, con asientos de cuero marrón una mesa en mitad, un mini bar al fondo, aseo pequeño y una azafata entregándome una copa de vino delicioso y una bandeja con comida. Me recuesto mirando esas nubes blancas como algodones pensando en lo buena persona que ha sido Esperanza. Desde que nos vinos en la mansión y le ayudé con su matrimonio, me llama seguido contándome lo feliz que siente junto a Ribert.
Y ahora ha organizado todo para que pase unos días en su mansión. Me alegro de haber conocido a Esperanza, desde luego vale su peso en oro.Después del aterrizaje, un señor vestido de negro salió a mi encuentro para que montase en un todoterreno que se encontraba aparcado a unos metros de la pista de aterrizaje.
––Bienvenida señorita, soy Pierre y seré su chofer.
––Gracias Pierre, soy Samia mucho gusto.
Tras los saludos, Pierre empezó a conducir por la bella ciudad de París, mirase por donde mirase aquella ciudad era bellísima y en el ambiente se respiraba amor. Ahora entiendo porque la llaman así. La ciudad del amor. Pero claro es para venir con tu pareja, no más sola que la una como yo.
Una hora más tarde, llegué a la mansión, me encontraba agotada y feliz de ver a Esperanza. Nos abrazamos y aquel gesto hizo que volviese a sentir nostalgia.
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SE CIEGA POR AMOR
De TodoSamia es una chica divertida, alegre, sencilla y con un gran corazón de oro. Siempre está dispuesta para ayudar a los más necesitados. Una de la gran virtud de Samia es su simpatía y su sinceridad, en ocasiones le traerán problemas y en otras despe...