Sexto capítulo

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El timbre de la puerta principal insistió por tercera vez, desesperando más a Harry quien luchaba con el cierre de su chaqueta quien se negaba a subir.



— ¡Un momento! —grito Harry enfadado. Al fin logro subirlo, corrió hasta la puerta para abrirla y pudo notar como su mejor amigo tomaba sus maletas del suelo y suspiraba. Louis sonrió amablemente y Harry solo rio. — Pasa. —le dijo mientras se apartaba de la puerta para dejarlo entrar a la sala.


— ¡Un gusto verte, Edward! —estiro sus brazos para enredar el cuerpo del rizado con ellos. Harry reía tratando de apartarse de su agarre y Louis trono un estruendoso beso en su frente; él rizado hizo una mueca. — El viaje fue muy agotador y ahora necesito darme una ducha. —suspiro. — Tienes suerte de que no tenga energía, tenía una lista entera de preguntas que hacerte pero, supongo que esperara hasta la noche.


— ¿Bromeas? —Dijo indignado. — Viajaste desde Nueva York para visitar a tu mejor amigo, y ¿piensas dormirte? —Bufo. — Me la pase horas preparando un recorrido exclusivo por la casa y tú lo rechazas.

— Eres un completo exagerado. — bostezo. — Sube mis maletas a mi habitación, estaré en la ducha.

— Si, capitán. —dijo divertido observando como Louis desaparecía de repente. La puerta trasera se abrió y Harry pego un brinco. Ella entro avergonzada por aquella petición que había hecho en el establo y escapo de la presencia de Harry. Él, por su parte solo la miraba caminar por los pasillos con la cabeza baja. Volteo los ojos y se dejó caer en uno de los sillones. Uno de los portarretratos de la mesita cayó al suelo y corrió a levantarlo; lo dejo en su lugar y se dio cuenta de que alguien había colocado la foto de Penny a la vista de todos. La tomo entre sus manos y la rompió con fuerza dejando que los vidrios se encajaran en sus manos, dañándolas. Una cruda lagrima bajo por sus mejillas quemando sus ojos. La seco y rompió en pedazos pequeños aquella foto.


Era lo último que quería ver en su vida.



Subió a su habitación y se tumbó a la cama descansando de toda esa mierda que era la vida para él.

¿Hay alguien en la ducha? Aurora se preguntaba mientras escuchaba el agua caer de la regadera.

— ¿Charlotte eres tú? —dijo mientras abría lentamente la puerta. Logro entrar hasta el baño y dejo una toalla encima del tocador de la esquina, fue hasta la puerta de la regadera y se detuvo. Charlotte no le contestaba, ¿qué le abra pasado? — Charlotte, ¿está todo bien? — Tomo la cortina. — Debes ponerte el sh... —Y la abrió— ¡Oh Dios mío santo! —grito mientras veía un chico desnudo dentro del baño. Se espantó demasiado y cerró la puerta de golpe demasiado avergonzada y sonrojada. — ¡Lo lamento demasiado! —dijo para después salir corriendo hasta su habitación. Genial, ese día no puede ser peor.

El día en Londres había acabado, todo estaba oscureciendo. La castaña miro el reloj y suspiro; ¿cuándo se supone que regresarían Charlotte y Laura de la plaza?

Quedarse sola con Harry y un tipo que ni siquiera se presentó «pero que ya lo había conocido profundamente» en casa, para ella era bastante vergonzoso.

Doblo la última prenda de ropa de Charlotte y la coloco en el primer cajón de los estantes. La puerta recibió tres golpecitos y ella se dirigió temerosa hasta allá para abrirla; aunque le daba miedo enfrentarse a cualquiera de los dos.

Por lo menos a él no lo había visto desnudo. Suspiro y dejo pasar a Harry a la habitación.

—¿Que se te ofrece? —Pregunto la castaña tratando de escucharse amable, pero fue todo lo contrario.

— Louis y yo iremos a cenar a Friday's, ¿quieres ir? — Pregunto frio. Louis; así era el nombre de ese chico.

— No, muchas gracias, tengo que esperar a Charlotte y a Laura para darles de cenar.

— Como quieras, no me interesa. —dijo frustrado. Ella frunció el ceño y suspiro. — Me voy, no nos esperen, llegaremos tarde. —dijo avanzando hasta la puerta. Esta se cerró de golpe haciendo que el corazón de ambos casi saltara. Harry maldijo en voz baja y trato de abrirla. Intento fallido— ¡Maldición! —Grito pateándola fuertemente.

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué pasa? —Grito imitándola. — Pasa que la puta puerta no abre.

— ¿Como que no abre?

— ¿Aparte de estúpida también eres sorda? —dijo enojado. Ella levanto una ceja y lo estrangulo con la mirada. Se acercó a él y lo enfrento.

— ¿Discúlpame?

— Olvídalo. — Suspiro mientras se sentaba en la esquina de la cama.

— No soportare que vengas como si nada a faltarme el respeto... — Lo regaño. — Seré muy estúpida por haber aceptado este trabajo solo por ti, pero ¿sabes? Si quieres dejo de serlo y me largo de esta casa.

— ¿Eso quieres? ¡Pues vete! No te necesito, ni a ti, ni a tu estúpida caridad. —Le grito cerca de su cara.

—No entiendo cómo te convertiste en esta mierda de persona, extraño a ese niño que siempre me esperaba bajo el puente para hablar.

— No tienes derecho a juzgarme...

— ¡Ni tu a decirme todas esas barbaridades! —dijo al borde del llanto. Las ventanas se cerraron en un movimiento brusco y los focos estallaron por todos lados.

— ¡Harry, amigo! ¿Vas a venir? —le grito su amigo desde abajo. Harry suspiro.

— Un momento ¿sí? Las puertas se atascaron... —le dijo Harry. Ya no obtuvo respuesta por parte del castaño y miro a su derecha. Ella estaba sentada al lado de la ventana, mirando hacia el campo. Estaba llorando, la había destrozado, algo que se prometió nunca hacerlo. No dañaría a ninguna mujer, y mucho menos a ella. Se acercó hasta Aurora y la miro por unos segundos.

— Aléjate de mí. —le advirtió ella.

— Lo lamento.

— Pues yo no, aléjate y no jodas. —le dijo furiosa.

— No sabía lo que decía. —Suspiro— Perdóname. —La tomo por el brazo y ella tembló.

— Déjame. —Le grito— ¡Me haces más daño del que crees!

— ¿De qué hablas?

— No te interesa. —dijo fría y cortante.

— Déjame abrazarte. —no dejo que ella respondiera y la estrecho entre sus brazos. Por unos segundos ella trato de zafarse pero termino por ceder al calor que le daba su refugio. Sollozo una vez más y dio un largo suspiro.

— Eres la peor persona del mundo.

— Aun lucho con eso, Aurora.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Lo miró.

— Yo también pienso lo mismo que tú.

— Al menos en algo estamos de acuerdo.

— Eso creo... —sonrió.

— Como sea, aun te odio. —Rodo los ojos.

— Perdóname.

— Dilo unas trescientas veces más y lo pensare. — Golpeo suavemente su hombro y frunció el ceño.

— No seas tan cruel conmigo.

— Tú lo fuiste conmigo, y demasiado.

—No me lo eches a la cara.

— Lo hare cuantas veces quiera... —afirmo. Él rio y escucho como alguien venia subiendo por los escalones rápidamente. La castaña se sobresaltó y se aferró más a él. La puerta se abrió y Louis apareció detrás de ella. Ambos le agradecieron mentalmente aunque Aurora corrió avergonzada a su habitación por la presencia de tal muchacho.

— Ya conseguí abrirla, ahora vámonos antes de que nos cierren. —le dijo Louis mientras Harry se dirigía hasta la salida de la habitación.

NY)

La niñera de Charlotte « H.S .»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora