Decimo capítulo

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Decimo capítulo


El suave sonido de la música del teléfono despertó a Aurora. Estiro la mano tratando de alcanzarlo y lo tomo. Pausó la canción que sonaba por el altavoz y apago el aparato electrónico, el cual anunciaba batería baja. Se sentó en la gran cama y cubrió su cuerpo con las sabanas. Aún seguía desnuda, definitivamente. Sonrió al recordar la noche anterior, pero esa sonrisa se esfumo al recordar su despedida.


Tomo una larga ducha. Salió, se vistió casualmente y bajo a la cocina.

Alisó los pliegues de su vestido con las manos y ajusto su gabardina color blanca.
Elsa escucho el sonido de los pies golpear con la madera de las escaleras y se asomó por la ventanilla.

— Buen día, cariño. —le sonrió.

— ¿Que tienen de buenos? —bufó.

— Oh, creo que alguien se despertó del lado izquierdo de la cama.

— Más bien, creo que dormí del lado izquierdo.

— ¿Y eso por qué?

— Siento que mi cabeza va a explotar, mis pies se derretirán y mis caderas se romperán. —Elsa rio.

— A eso le llamo "el día después de tener relaciones"

— No tengo humor para tus bromas, Elsa.

— Wow. —frunció el ceño— De veras que estas mal, amiga. —rio.

— Dame unas pastillas para el dolor, por favor.

— ¿No quieres mejor la píldora? No quiero sobrinos tan rápido.

— Eres una idiota —dijo riendo. Elsa tomo una caja llena de pastillas color azul bajito y se la entregó a la castaña con un vaso de vidrio lleno de agua fresca. Se las paso de un solo trago. — ¿Dónde está todo mundo?

— A Harry no lo he visto desde ayer en la mañana, supongo que tú lo visitaste en la noche... —la miro pícaramente y ambas rieron. — Solo bromeaba... Louis fue a la empresa, Laura está en el establo con E.T. y con Angie, Harry se fue a caminar desde temprano y Charlotte sigue dormida, por cierto, hoy empiezan las quimioterapias ¿tú la acompañaras?

— Claro, no te preocupes. —sonrió.

— Angie dijo que ella podía llevarlas al hospital y dejarlas de nuevo aquí, es que va a ir a firmar unos papeles a la casa de Laura por allí cerca y puede dejarlas de paso.

— De acuerdo, gracias —sonrió. Elsa tomo una bandeja llena de panes de diferentes tipos y lo dejo sobre la mesa.


— ¿Cuantas cucharadas? —pregunto mostrándole el café.

— Cuatro, me gusta dulce. —rio. Su amiga le preparo la bebida y se la entrego. Se sentó a su lado con un vaso de jugo de piña y sonrió.

— ¿Qué tal Harry?

— ¿De qué hablas? —rio.

— Ya sabes, sus cambios de humor, su "duro trabajo". —la castaña rio— ¿Qué crees que lo haya cambiado?


— Penny. —dijo sin esfuerzo.

— ¿Penny? Pero si ya hace más de un año que ella falleció.

— Exactamente por eso, Elsa. —Suspiro— ¿No haz leído la carta que ella le dejo? —Elsa asintió. — Es obvio que Harry se sintió culpable, por todas esas veces que él pudo haber acabado con su problema con los cigarros y no pudo hacerlo. Harry sigue devastado, yo también lo estaría. —Bajo la mirada.

La niñera de Charlotte « H.S .»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora