Septimo capítulo

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Septimo capítulo

El reloj aun no marcaba las doce de la noche. Harry y Louis aun seguían fuera de casa y el frio estaba infernal; ella estaba muy preocupada y se quedó despierta hasta que ellos regresaran.

El sonido de las llaves la hizo abrir los ojos que estaban cerrándose inconscientemente, suspiro un poco aliviado; al fin habían llegado.

Los chicos entraron entre risas, ambos observaron a Aurora sentada en el comedor con una cara de cansancio y Harry se puso serio al instante.

— Creo que me iré a dormir, buenas noches —dijo Louis y subió las escaleras hacia su habitación. Harry suspiro y se acercó a la castaña.

— Te dije que no nos esperaran. —le dijo tomando sus manos.


— Me preocupe por ustedes, llevan más de tres horas fuera de casa. —le dijo fría. Él suspiro y se arrodillo frente a ella quedando a la altura de su cuello.

— ¿Ya me perdonaste? —dijo un poco alegre. Ella suspiro y lo miró.

— No cantes victoria tan apresurado, Styles. —levanto una de sus cejas y Harry rio.


— ¿Qué puedo hacer para que me perdones?

— No creo que te interese mucho obtener mi perdón.


— Haría lo que fuera por tenerlo.


— Eres un tonto, Harry. —Dijo sonriendo.


— ¿Lo ves? Ya te hice sonreír, puedo hacer lo que sea para que me perdones. —dijo orgulloso.


— Me iré a dormir. —le respondió caminando hasta las escaleras, Harry la tomo de la cintura y la jalo hasta quedar frente a él a una distancia perdonable. Tomo sus manos y las enredo en sus rizos; Aurora rio. Harry se adelantó y unió sus labios con los de ella en un dulce beso, cosa que sorprendió a la chica. Cerró sus ojos y fundió su lengua dentro de la boca de ella. Harry dirigió sus manos hasta el borde del suéter de Aurora y acaricio su suave piel por debajo de el; ella mordió levemente los labios de Harry y lanzo un gruñido al sentir como él subía su suéter hacia su cabeza rozando los dedos de el con el estómago de la castaña; su piel se erizo.

— ¿Qué haces? —le dijo ella en un susurró.


— Devolviéndote el favor de la mañana. —sonrió contra sus labios rojos y miro a la chica directamente a los ojos, sintiendo una punzada en la parte baja de su estómago. Termino de quitarle el suéter y enredo sus piernas en su cintura acariciando sus muslos.


Harry llevo a Aurora hasta el mesón de la cocina y el beso aumento de velocidad y temperatura.


Ella sentía la gran erección de Harry contra su entrepierna y lanzo un gemido al sentirlo tan cercano a su entrada. Él chico dejo un rastro de besos desde su mandíbula hasta llegar a su cuello donde siguió besándolo con desesperación; ella lo acerco más a su cuerpo y se dejó llevar por las húmedas caricias que le daba.
Decidió mostrar un poco más de piel y se quitó el sujetador que cubría sus senos, dejando a Harry perplejo por su repentina acción.


— Joder, me pones más duro de lo que piensas...— susurro contra su piel. Bajo sus besos hasta sus duros pezones y se entretuvo unos cuantos segundos allí, provocándole una gran satisfacción a Aurora.


La castaña desabrocho la camiseta de Harry dejando al descubierto sus formados abdominales; paso sus manos lentamente por todo su pecho y beso sus labios de nuevo, eran suaves y de una textura delicada. Paso su lengua por la comisura de los labios de Harry y quito completamente su camisa.
Él gimió audiblemente al sentir como Aurora acariciaba su miembro por encima de sus bóxers y desabrocho su pantalón para liberarse rápidamente.


— ¡Tío Harry! —Se escuchó desde los pasillos de la planta alta— ¿Has visto a Aurora? —Grito.


— Diablos. —Susurro Harry.


— ¿Estas abajo? —se escucharon unos pasos por la escalera y Harry dirigió a Aurora hasta un armario perdido entre la oscuridad, cerraron la puerta con seguro y trataron de encender la luz, pero por desgracia los focos estaban fundidos.

— Déjalos así. —Suplico ella.


— ¿Aurora estas aquí? —dijo Charlotte una vez abajo.


— Estoy en el baño. —mintió ella. Harry la abrazo por detrás chocando su erección contra el trasero de la castaña y ella gimió. Beso su cuello desde atrás y masajeo sus senos a su antojo.— Harry, detente que nos va a escuchar. —susurro para él.


— Solo mantente callada. —dijo riendo.


— Es imposible con lo que me haces. —gimió al sentir como su mano llegaba hasta su short y lo desabrochaba lentamente.


— ¿Sabes dónde está mi tío? —Le dijo Charlotte desde afuera.


— No. —sonrió mientras Harry acariciaba sus muslos hasta llegar más arriba y arriba. — ¡Para! —dijo entre risas.


— ¿Louis ya llego? —dijo la pequeña.
— Si, desde la tarde. —Harry se deshizo él mismo de sus boxers dejando al desnudo todo su cuerpo. Ella se giró para verlo y sonrió. — ¿No es muy tarde para que estés despierta, Charlotte? —beso el cuello de Harry y bajo sus manos hasta su estómago.


— Estaba esperándote, dijiste que me contarías una historia. — Aurora se detuvo y maldijo.


— Terminemos esto aquí. —dijo susurrando. Harry no se resistió y beso de nuevo sus senos haciendo que de nuevo ella gimiera. — Por favor, Harry.


— ¿Que voy a hacer con esto? —apunto su erección. Ella rio y lo beso.


— Prometo recompensarte. —Sonrió coqueta.


— ¿Que tanto?

— Prometo perdonarte. —rio mientras recogía su short y se los colocaba.


— Aurora, ¿porque está tu suéter tirado en la cocina? —La castaña abrió los ojos de par en par y Harry rio. — Creo que a mi tío se le cayeron sus pantalones. —Rio Charlotte sosteniendo la prenda de Harry entre sus manos.


— Harry, dejamos todo tirado en la cocina. — rio Aurora. —Charlie, querida, ¿los puedes meter en el armario del pasillo?


— De acuerdo —dijo ella.


— Escondámonos. —dijo Harry ocultándose detrás de los abrigos. La chica se metió dentro de uno de los estantes y cerró la puerta. Charlotte se metió al armario y dejo la ropa tirada. Por suerte no se dio cuenta de nada y ellos al fin pudieron ponerse sus ropas.


— La pase genial. —susurro Harry contra los labios de ella.


— Yo igual, prométeme que nada de esto afectara nuestra relación frente a Charlotte.


— Prometido. —sonrió y la beso tiernamente.


— Adiós, buenas noches. —salió del armario y Harrysuspiro. Se recargo contra los cajones y se sentó. No debió haber hecho eso,pero, algo dentro de él le decía que necesitaba terminar lo que habíancomenzado. La necesitaba. Necesitaba sentirla, amarla, llenarla, hacerla suya.

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La niñera de Charlotte « H.S .»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora