Superpoderes

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Hoy te visto.

Y la verdad es que me he dado cuenta de que no te he superado tanto como yo creía, y eso ha tocado un poco mi orgullo.

Tú no me has visto.

Estabas apoyado en la barra, fumándote un cigarrillo mientras hacías que observabas el panorama, porque en verdad no mirabas nada, sino, tu mirada se hubiese encontrado con la mía, y si te digo la verdad he tenido suerte.

Estabas ido. Más que nunca. ¿En qué piensas tanto? ¿Qué es lo que pasa por tu mente? ¿A qué le temes?

Ojalá tuviera superpoderes. No tomes esto como algo inmaduro, porque no lo es, todos guardamos nuestro niño interno.

Me gustaría leerte el pensamiento, saber que es lo que tanto te preocupa, lo que pasa por tu mente, a lo que tanto temes. Pero a lo mejor esto tiene su contra y acabo descubriendo cosas que me destrozarían aún más, ya sabes lo que dicen «ojos que no ven, corazón que no siente»

Me gustaría curarte todos los males a besos y espantar todos tus demonios con te quieros.

Me gustaría ser la mujer más fuerte, la que no cae dos veces con la misma piedra, a la que no se desmoronaría con tan solo verte tres segundos. Pero supongo que eso es lo que me hace humana, débil, y no es nada malo.

Tú sin embargo pareces tenerlos. Tienes el poder de hacerme tiritar, delirar, de consumirme lentamente como el cigarrillo que fumas, con un mano en el bolsillo y otra aferrada al botellín de cerveza. Tienes el poder de hacer conmigo lo que te venga en gana, estoy a tu merced, sosegada por ti.

Tienes el poder, que si tan solo te diera la gana de utilizarlo, de decir esas mágicas palabras, ahora mismo, estoy segura de que caería rendida a tus pies, otra vez.

Tienes el poder de dar un chasquido y tenerme, si tan solo me hubieses mirado en ese instante, si tus ojos se hubiesen encontrado con los míos, si tan solo te hubieras dado cuenta que yo estaba ahí...

Que jodido es todo ¿no? Yo queriendo más y tú queriendo menos.

Y aquí estoy, escribiendo esta mierda de carta que me dice a gritos lo tonta que he sido y soy. No sé si alguna vez te dije el por qué de esto, pero hace días pedí ayuda a un profesional, sí, lo hice, y eso no es estar desesperada, o sí. El caso es ese, después de que tú me echaste, de yo derrumbarme, quedarme en casa encerrada, ahogándome en mis cuatro paredes, me dije basta. Y ahora el último paso que debo de dar, es decirte a ti, basta.

Sé que no va a ser fácil, que va a ser mucho más complicado que el primer paso que di, pero por favor, si tuviste el valor y los cojones suficientes de dejarme, ahora tenlos para dejarme tranquila.

Sé que no vas a leer esto, pero ojalá que intuyas lo que yo te grito en silencio desde lejos.

Lo que nunca te dije   «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora