Capítulo 11.

105 7 1
                                    

Me desperté tumbada en algo duro, pero la cabeza la tenía e alto, bajo algo blando, como un conjunto de camisetas.

Miré a mi alrededor: estaba en la gradas de la cancha.

Me dolía mucho la cabeza, y estaba doblada del hambre que tenía.

Notaba algo frió en la frente, parecía una toalla húmeda.

—Hey, al fin te has despertado. Corre, tómate esto. - me dijo una voz familiar.

Enfoqué la mirada, y me extrañó encontrarme a esa persona.

—N-Niall, ¿qué haces aquí? ¿Qué hago aquí? ¿Cuánto he dormido? - le ataqué con preguntas.

Intenté sentarme, pero me mareaba, así que me volví a tumbar.

—Primero tómate esto y luego te contesto. - me obligó, dándome un mini brick de zumo y un bocadillo de jamón con queso.

Me senté apoyándome en la grada de arriba y estirándome un poco, encorvando la espalda.

Empecé a comer y a beber como si la vida me fuera en ello.

En dos minutos acabé hasta con la última miga.

—Sí que tenías hambre. - me sonrió mostrando su recién arreglada boca.

Me extrañaba verle así, tan amable.

—¿Puedes contestarme ahora? - le pregunté, con la boca llena con el último trozo de bocadillo.

Se rió.

—A ver: ¿qué hago aquí? Cuando apareciste balanceándote como una borracha yo estaba haciendo unas canastas solo. Tuviste la suerte de que fuera a recogerte justo antes de que cayeras al suelo. ¿Qué haces aquí? Como supondrás, no te iba a dejar tirada. ¿Cuánto has dormido? Pues una media hora más o menos. - me contó.

—Ah. Bueno, muchas gracias. - le agradecí.

—Ni darlas. - dijo mostrando esa sonrisa otra vez.

Me ponía nerviosa. No me lo imaginaba siendo amable y educado.

—Bueno, me voy a cambiar. - le dije levantándome, con dificultades.

—Te acompaño. - contestó, cogiéndome del brazo como si fuera una viejecita tratando de cruzar la calle.

Le fulminé con la mirada. ¿Quería acompañarme al vestuario, a ducharme y vestirme?

—No te voy a violar ni voy a mirar. Es por si te caes o te pasa algo.

Suspiré profundamente, y le lancé una mirada accediendo a su compañía.

—¿Has hecho algún ritual o algo en el que tienes prohibido hablarme? - me preguntó, sarcástico.

Rodé los ojos e hice una mueca.

Llegamos al vestuario. Él se sentó en una banqueta y yo me metí en la ducha. Obviamente me saqué la ropa dentro de la ducha y luego la tiré por encima.

Abrí el grifo y un agua calentita empezó a caer sobre mí.

—Oye... ¿Sabes si a Sam le gusta alguien? - me preguntó.

Me sorprendió mucho.

Cerré el agua de golpe y asomé la cabeza, con una mirada confusa.

Él me miró sorprendido.

Volví a meter la cabeza y a abrir el agua para seguir lavándome.

—¿Por qué lo preguntas? - le dije.

I'm tired of myself.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora