Capítulo 8.

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—¿Estás segura? - me preguntó Demi.

—No, sinceramente. O sea, quiero hacerlo, pero tengo miedo de lo que digan sobre mí. - le dije cogiendo la cajita.

—Eres muy valiente. Yo no podría someterme a tal riesgo.

—No soy valiente, me arriesgo.

—Recuerda que si dicen algo, repires hondo y te distraigas con otra cosa.

—Está bien. - dije dándole un abrazo y metiéndome en el baño.

Iba a teñirme el pelo de azul eléctrico. Tal vez parecía muy dramática, pero soy una persona "sensible".

—¿Qué tal? - pregunté saliendo del baño, con mi nuevo look.

—Estás preciosa. - me dijo Katie.

—Me hacía lesbiana por ti. - exclamó Anne.

Reí.

—Ahora sí que no te podrás quitar a Harry de en medio. - me advirtió Sam.

Pusé los ojos en blanco riendo.

—Va, fuera coñas; te queda genial. Sonará raro, pero te pega con los tatuajes. Tienes pinta de chica mala, siendo una chica dulce. - dijo Demi.

—Muchas gracias chicas. - les dije a todas, dándonos un abrazo de grupo.

—Ponte ropa acorde con tu look y vamos a tomar algo. - me dijo Katie.

Asentí y me dirigí al vestidor.

Me puse unos pantalones azules, un jersey gris con un ancla blanca, una camiseta estampada por debajo y mis Martens rojas.  Y me alisé el pelo.

Fuimos a una cafetería del campus, ya que para comer íbamos a salir.

Las chicas se sentaron en una mesa mientras yo pedía.

—Hola. ¿Me pones dos Coca-Cola's zero, un café con leche, un capuccino y un té inglés? - le dije al camarero. Era muy joven, parecía estudiante.

Era alto, tenía el pelo revuelto, aunque con una cresta, y los ojos azules. Tenía una sonrisa muy bonita.

—Claro guapa. - me dijo mostrando su sonrisa.

Dos rubias se pusieron a mi lado para pedir.

Me miraron y pusieron cara de asco.

—Guapo, ponos un par de birras. - dijo una de ella, mientras masticaba un chicle como si fuera una vaca comiendo pasto.

—En seguida, cuando acabe con lo de esta chica. - contestó él.

—Ella puede esperar. Va, hay prisa. - dijo la otra chasqueándole los dedos - Llevanoslas a la mesa, anda. - siguió, dirigiéndose a una mesa junto su amiga.

Movían tanto el culo que parecía que se les iba a desencajar.

"Mírala, ¿de qué va?" dijo uno mirándome de reojo.

Suspiré profundamente.

—Eh, a mí me gusta. - me dijo el camarero.

Cogió las dos cervezas de las chicas y les echó un escupitajo a cada una cuando no miraban. Me hizo reír.

—Tienes una sonrisa muy bonita - me dijo, cogiendo las cervezas y llevándolas a la mesa de las chicas.

Cuando volvió le contesté:

—Qué va, es horrenda. El hueco de las paletillas es odioso. - me tapé la boca.

Me apartó las manos de la boca delicadamente.

I'm tired of myself.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora