XXI.

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Justin:

Hola... Sí, sí, sí. Lo sé. Debería estar durmiendo pero no puedo conciliar el sueño, y menos después de leer ese mensaje. Al parecer, estabas feliz porque tenías un pretendiente y era muy guapo. Te confieso que sentí celos. Muchos celos. Estaba jodidamente celoso. Nunca me gustó que los chicos se te acercaran e intentaran meterse dentro de tus pantalones, pero tú sabías cuidarte muy bien de esos imbéciles. Aún así yo era muy sobreprotector. Sólo te quería para mí, no me gustaba compartir a mi mejor amiga con nadie. Éramos tú y yo, simplemente. Loreley y Justin. Así de perfecto.

Ahora sólo es Justin sin su Loreley.

No, claro que no podías desperdiciar la oportunidad de conocer a alguien y ser feliz, aunque podías hacerlo... Si te lo hubiese pedido. Pero eso hubiese sido jodidamente egoísta de mi parte. Tú no podías esperarme. Bueno, tampoco sabías que sentía algo más por ti así que es estúpido que piense en estas cosas. Jamás me hubiese metido en tu relación y más aún si eras feliz... A pesar de que no fuera a mi lado. Tu felicidad era la mía y ambos estábamos bien así. Supongo. Y esto es una completa mierda. Nunca debí confundir las cosas. A ti te parecía absurdo que los mejores amigos terminaran siendo algo más... Y mírame como terminé yo. Soy tan idiota.

Lo siento, no es mi culpa que fueses tan perfecta para mis ojos.  

Como sea, el chico tuvo muchísima suerte. Pero yo soy más guapo, dulce, simpático, amable y sexy que él.

Al diablo, tú eras mi chica y no iba a permitir que otro idiota te robara el corazón.

Pero, ¿sabes qué? Preséntame a todos los idiotas que quieras, si así te vuelvo a ver, entonces hazlo. Yo me controlaré, lo prometo.

¡Texteame cuando despiertes, te extraño! Estaré esperando tu mensaje con ansias, te quiero mucho.

 

Text me, I miss youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora