XXXI.

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Justin:

Los doctores me han dicho que he perdido mucho peso y necesito alimentarme mejor, pero sinceramente, no tengo apetito. En estos últimos meses me he acostumbrado a comer nada o muy poco. El alcohol es lo único que puedo ingerir y las drogas, claro. Dijeron que tenía problemas con ambas cosas y eso ya lo sabía muy bien, ni siquiera lo negué. Sin embargo, no saben que mi mayor problema es haberte perdido. Mi único y verdadero problema eres tú, Lore. Supongo que ellos no lo entienden porque no han amado como yo he amado. Con cada pequeño pedazo de mí. Profundamente. Hasta las raíces.
 
Y sólo he conocido dos amores en mi vida.

Mi primer amor y mi verdadero y único gran amor de mi vida.

Ese último, eres tú, mi pequeño ángel.

Recuerdo perfectamente la segunda vez que soñé contigo. Estabas sentada debajo de un árbol, escribiendo algo en un viejo cuaderno y sonreías... Lucías tan feliz. Me miraste con una sonrisa y yo me acerqué a ti, no demasiado, pues pensaba que no podía tocarte. Parecías tan irreal. Tenía miedo de tocarte y dañarte o que desaparecieras otra vez. Al ver que no me movía, que simplemente te miraba con ojos llorosos, te acercaste a mí y tocaste mi rostro como si se tratara de una obra de arte.

Cerré los ojos y empecé a llorar en silencio, en mi interior.

No quería que me vieras llorar, no quería mostrarme tan débil. Te pregunté por qué te habías ido cuando te estaba llamando y respondiste: “Tenías que mantenerme ahí contigo, pero no lo hiciste”. Aún no entiendo lo que quisiste decir, no obstante, yo te respondí con la voz quebrada: “Te fuiste porque ya no te importo, ¿cierto? Lo entiendo... No te juzgo, a mí tampoco me importa lo que pase conmigo. Eso pareció afectarte porque te alarmaste y me miraste preocupada.

Entrelazazte nuestras manos y dijiste en voz alta: “Me importas, escúchame, me importas”.

Busqué en tus ojos alguna señal que me dijera que me estabas mintiendo, pero no encontré nada y eso fue un gran alivio para mí. Te importaba. A pesar de todo, yo te importaba y eso era suficiente para mí. Sonreí. Después de tanto tiempo, sonreí de verdad. Las ganas me ganaron y te abracé... Tan fuerte que creí que te rompería, pero no lo hice. 

Tú me abrazaste tan fuerte que todos los pedazos rotos se volvieron a juntar.

Quería quedarme así para siempre.

Texteame cuando dejes de ser un ángel allá en el cielo y lo seas aquí en la tierra, te extraño. Ansío volverte a ver, mi pequeña.

Text me, I miss youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora