XXV.

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Justin:

Demonios, soy una mierda. Perdóname, perdóname, perdóname por favor... Perdón por haberte hecho llorar ese día. Nunca fue mi intención herirte y yo sabía que te enojarías conmigo al verme junto con ella, y aún así, la llevé a la fiesta. Cuando entré al salón, con mi traje negro, impecable y con un aspecto arrogante, te vi... Estabas sentada en una mesa con un vestido rojo y te veías despampanante, apartada de todos, escribiéndome un jodido mensaje. Un mensaje que no llegué a leer hasta ahora. Si lo hubiese leído ese mismo día, estarías en mis brazos, justo ahora. Y nunca te dejaría ir, cariño. Pero lo jodí todo.
 
Adoro a tu madre... Me recuerda tanto a ti.

Esa canción... Sí, recuerdo que un día te la canté al oído mientras te tenía en mis brazos y sentía tanta maldita paz. No era tu favorita, tenías muchas canciones en esa lista, pero era una de ellas. Maldita sea, Loreley. No estabas hablando jodidamente en serio cuando me escribiste que me amabas y no como un amigo, sino como algo más. También querías besarme, ¿cierto? ¿O acaso era una broma? Quizás el alcohol te afectó demasiado. Por supuesto que nunca rechazaría un beso tuyo. Jamás perdería la oportunidad de besarte y perderme en el beso.

Nunca debí llevarla a esa fiesta.

Te juro que no sé qué diablos me pasó por la cabeza cuando decidí llevarla al cumpleaños de tu mamá. Supongo que quería darte celos. Mi intención nunca fue lastimarte. ¿Cómo iba a decirte que iría a esa fiesta? No nos hablábamos y no tenía el valor suficiente para llamarte. Dios... Esas palabras me rompen el puto corazón. Sí, quiero que me odies por todo lo que te hice, pero realmente no es así. El odio es malo y saber que me odiaste en ese momento... Me dan ganas de estallar mi cabeza contra la pared. Lo peor es que yo no podía disimular; te miraba todo el tiempo, estabas tan hermosa que dolía.

Lo soy, cariño. Soy un maldito imbécil. Carajo, Loreley, debiste sacarme a patadas de esa fiesta para así discutir contigo y luego besarte hasta que cerraras la boca.

Oh mi dulce niña. Soy el peor mejor amigo de todos, lo que hice no tiene perdón. Ignorarte fue una cobardía. Yo sólo quería que fueras tú la que te acercaras a mí y lo hiciste, maldita sea, lo hiciste y no quise verlo. Sólo te hice daño. Y rompí mi promesa: Te lastimé demasiado. Pasé de ti aquel día, saludando a todos con una gran sonrisa, fingiendo que no me importabas cuando lo único que quería hacer era abrazarte con todas mis jodidas fuerzas.

Tú debiste estar en su lugar, ella no merecía que la tomara de la mano y la llevara a bailar tu canción favorita.

¿Cómo ahora voy a perdonarme que te hice llorar? 

Me voy a la mierda porque lo merezco.

Texteame... Sí, hazlo, que te extraño tanto. No importa si me odias, yo a ti te adoro.

Text me, I miss youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora