Capítulo 10

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Esa fue la primera noche que dormí feliz. Aunque mi papá no pudiera verme, yo sabía, yo sentía que él me había reconocido, que hubo una conexión entre nosotros. Como si nada de todo esto hubiera pasado, como si estuviéramos viviendo nuestra antigua vida. Me prometí a mi misma ir a visitarlo siempre que pudiera. Aprovecharía cuando Lu estuviera en la facultad, ya que por ningún motivo podía saber que yo lo había encontrado, y mucho menos, que iba a visitarlo. Ella dice que debo dejar que mi memoria vuelva sola, pero esto no tiene nada que ver con eso. Yo solo quiero pasar tiempo con él, con mi papá, con mi familia. Es como cuando estoy hermanita. Son momentos que me llenan de vida, que me hacen feliz, que me ayudan a olvidar las cosas feas.

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Los días pasaban, yo iba dos o tres veces por semana a visitar a mi papá. Le contaba las cosas que hacía diariamente, le preguntaba como estaba, imaginando una respuesta de su parte, y SIEMPRE le pedía que despierte, que vuelva conmigo, que lo necesitaba, que él era fuerte y podía levantarse. Yo estaba segura que el destino no anunciaba su final aún, tenía tanto por vivir todavía; ver a sus hijas crecer, estudiar y vivir de lo que les apasiona, enamorarse, casarse, conocer a sus nietos y verlos dar sus primeros pasos... Rezaba y le pedía a Dios todos los días para que él y mi mamá, en donde quiera que esté, se recuperen y puedan salir adelante.

Con respecto a Lu, las cosas no han estado muy bien últimamente. Ya no charlamos tanto como antes. La veo solo en el desayuno, luego se va a la universidad y cuando vuelve sale con Vico. Esa rutina se repite todos los días. Sí, estaba celosa, celosa de mi mejor amiga, celosa de no poder pasar tanto tiempo con ella como antes, me molestaba la poco importancia que demostraba hacia mí, y podía sentir como nuestra confianza se perdía cada día más. No quería perderla, porque perder a un amigo haría que mi alma se derrumbara, es como ir a la deriva por la vida, sin saber hacia dónde ir y no poder encontrar una salida. Sería como si el mundo se detuviese, y ya nada tendría sentido. Lo único bueno de todo esto, era que me permitía poder pasar más tiempo con mi papá, y también con mi hermana, que todos los fines de semana sin falta, venía a dormir a casa conmigo.

Estaba tomando mi desayuno como todas las mañanas cuando Lu entró a la cocina.

-Buenos días. Cómo estás?- me dijo en un tono no tan amigable como solía serlo.

-Bien, y vos?- dije sin apartar mi vista de las tostadas.

-Re bien. No sabés! Vico me dijo ayer que quería que seamos algo más que amigos. Estoy súper feliz.- dijo

-Me alegro por vos.- dije tomando mi taza que aún no estaba vacía y dirigiéndome a mi habitación.

-Ey.- dijo tomando mi brazo libre.- Qué te pasa?-

-De verdad no te das cuenta de lo que hacés? No me prestas atención cuando te hablo, me ignoras cuando quiero contarte algo que es importante para mi, no estás en todo el día y ensima pretendes que te escuche cuando me hablas sobre tu novio. A mi no me vas a usar cuando vos querés, si me querés como una amiga para que estemos siempre la una para la otra, encantada, pero si solo me vas a prestar atención cuando te convenga, lamento decirte que no cuentes conmigo.- dije dando media vuelta y siguiendo mi camino hacia el cuarto sin darle tiempo para responder.

Me dolía mucho esta nueva situación que se hacía presente entre nosotras, pero no podía dejar que nadie me maneje a su manera. Soy una persona que tiene la capacidad de valerse por si misma, no necesito a alguien que esté adelante mío para que yo pueda seguir sus pasos, yo más bien quiero a una amiga que camine junto a mi, que si una tropieza, la otra la ayude a levantarse. Esta Lu con la que estaba conviviendo era totalmente diferente a la que conocí el día que desperté, la que me preguntaba a cada minuto si estaba bien, o si necesitaba algo, la que me contaba sus cosas porque de verdad quería compartirlas conmigo, pero que también me escuchaba cuando era yo la que tenía algo para decir. El tiempo cambia a las personas, y eso lo estaba empezando a notar. Lo único que espero es que su esencia protectora siga ahí, intacta.

Recuperando Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora