Capítulo 2

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Esa mañana me desperté temprano y arme un pequeño bolso con la poca ropa que tenía. Apenas Lu llego tomé el desayuno, el doctor me hizo una receta con las medicinas que tenía que tomar y en que horario, y después de despedirme de él y la enfermera nos dispusimos a salir del hospital.

Estuvimos todo el camino en silencio con la música de la radio de fondo. Yo solo disfrutaba viendo a través de la ventanilla la hermosa ciudad que pasaba frente a mi, llena de edificios, parques con niños corriendo y familias felices jugando, y pensaba que quizás nunca podría tener algo así. Si tan solo ese horrible accidente no hubiera sucedido, si yo recordara mi vida, si mis padres estuvieran conmigo, todo sería diferente. Pero nada de eso sucedió, esta era mi vida ahora, y de alguna manera u otra debía adaptarme a ella.

Lu me sacó de mis pensamientos cuando llegamos a un enorme edificio y me hizo una seña con la cabeza para que bajáramos del auto.
Al entrar el hombre de la recepción nos saludó amablemente y subimos al elevador.

Al abrir la puerta me encontré con un departamento hermoso, era muy femenino pero maduro a la vez, tenía decoraciones en blanco y negro, piso de madera hermoso y adornos de estilo vintage.
Luego me mostró mi habitación, era bastante grande a lo que estaba acostumbrada en esa sala de hospital. Tenía paredes blancas, una cama grande con sábanas rosas y almohadas con flores del mismo color; un armario enorme, no sabía para que me serviría si solo tenía unas pocas camisetas. En una esquina tenía un pequeño sillón blanco y en el otro extremo del lugar, una mesita que parecía ser un escritorio con una silla giratoria. En verdad era hermoso.

Ella se acercó al armario y abrió una de sus puertas. Al ver todo lo que había dentro quede realmente sorprendida.

Tú compraste todo esto para mi?- estaba lleno de ropa, desde camisetas para estar en casa, para salir, vestidos, pantalones de colores, y un sin fin de zapatos de todo tipo.

Ella rió- No, todo esto es tuyo. No preguntes, otro día te contaré.

Solo le agradecí, y nos dirigimos hacia la cocina. Allí me preparo lo que según ella era mi comida preferida, supremas con puré. Yo observaba atentamente como preparaba todo y la ayudaba de vez en cuando, ya que no me lo permitió. Constantemente ella trataba de hacerme reír, yo lo intentaba, pero había algo que me lo impedía, un terrible dolor que se instaló en mi pecho.
Nos sentamos en la barra de la cocina a comer y charlar.

Pasamos la tarde mirando películas y comiendo pochoclos: un plan perfecto para el día gris y lluvioso que hacía afuera, y al mismo tiempo dentro de mi.

Te gusta?...- la mire- el lugar digo, porque si no te gusta algo podemos cambiarlo, solo dilo.

Es muy lindo, no hace falta cambiar nada- contesté algo cabizbaja, la verdad es que no se porque me sentía así, pero tenía una sensación de angustia horrible, aunque trataba de disimularlo lo mejor posible para que Lu no se preocupara. Pero mis intentos fueron en vano.

Bueno ya esta, qué te pasa?, estuviste así todo el día.- me dijo ella con un tono de preocupación en su voz.

No...solo...necesito descansar, lo siento- salí de la habitación enseguida antes de esperar respuesta alguna, y me dirigí a mi habitación.

Una vez allí, sola, me tire sobre la cama y me dispuse a desatar ese horrible nudo que había tenido en mi garganta durante todo el día, solo dejé que las lágrimas salieran. Comenzaron a correr por mis mejillas, tan rápido que parecía como si jugaran una carrera entre ellas, y eso no era lo peor; lo peor es que no sabía por qué.
El sueño me venció y en un momento me quedé profundamente dormida.

****

La mañana siguiente me desperté con los ojos hinchados, se ve que de tanto llorar.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño para darme un ducha, lo que me hizo muy bien. Al salir me vestí con una camiseta, unos pantalones cómodos, y mis pantuflas, ya que no pensaba salir.

Me dirigí hacia la cocina para buscar algo que comer. Sobre la barra había una leche chocolatada, tostadas con queso, jugo de naranja y una nota que decía:
"Estaré aquí siempre que me necesites, cuando quieras hablar, y cuando no también. Disfruta tu desayuno, y de cada minuto que la vida te regala".
Una lágrima solitaria calló por mi mejilla junto con una pequeña sonrisa que se dibujo en mi rostro.

Al terminar de comer me dirigí hacia una pequeña biblioteca que había a un costado de la sala de estar. Encontré un libro que llamo mi atención, "El principio". Lo tomé y me recoste en el sofá a leer.

Estaba tan metida en la historia que no escuche cuando Lu llegó.

Cómo estás?- dijo sentándose junto a mi y depositando un suave beso en mi frente.

Mejor. Gracias- le dije dedicándole una pequeña sonrisa.

Sabías que ese es tu libro favorito?

Últimamente ya nose nada- dije, aunque luego me arrepentí al ver como agachaba su cabeza.

Lo siento, yo solo....perdoname- me dijo levantándose y dirigiéndose hacia su cuarto. Lo que hizo que lamentara aun más mis duras palabras hacia ella. No merecía que le hablara de esa manera, lo único que hacía era ayudarme constantemente, y yo se lo devolvía así. Las lágrimas comenzaron a salir nuevamente, mientras hundía mi cabeza entre mis manos.

Luego de un rato metida en pensamientos culposos por mi actitud, me levante del sofá, fui hacia el baño, lave mi cara con agua bien fría y mire la hora: 1:14 pm.

Me dirigí a la cocina a preparar algo para comer. Unas supremas y unos fideos con crema fue lo mejor que pude hacer. Me serví un plato, y al terminar de comer, prepare un plato para Lu con una notita que decía: "Lamento ser tan dura contigo, a veces tengo que entender que no todo el mundo quiere lastimarme, necesito de ti para aprender a ser feliz. PD: se que no soy tan buena como tu en la cocina, pero al menos lo intente, espero lo disfrutes"

Terminado mi intento por disculparme, tome el libro a medio leer que había dejado en el living y me dirigí a mi habitación. Nuevamente el sueño me venció.

Una mano acariciando mi cabello me despertó.

-Lo siento. Yo solo no me acostumbro a la idea de que no me recuerdes, de que muchas cosas hayan cambiado, yo te hablo como si tu entendieras todo, como si nada hubiera pasado, es difícil pensar que ya no sos la de siempre, que ni siquiera sabés todo lo que vivimos juntas. Pero yo, también entiendo por todo lo que estás pasando, perdoname por ser tan egoísta y no pensar en ti, en lo que tu sientes. Me rompe el alma verte mal, escucharte llorar, lo único que deseo es que estés bien, que seas feliz, que sonrías como solías hacerlo. Y te aseguro que voy a hacer todo lo posible para cumplirlo. Y si no puedes recordarme, reconstruiré nuestra amistad, todo lo que vivimos juntas, porque yo sé que muy en el fondo, una pequeña partesita de ti no me olvidó.- concluyó con unas pares de lágrimas corriendo por sus mejillas, mientras tomaba mi mano fuertemente, como si nunca fuera a soltarme.

Me quedé realmente anonadada, sin palabras, lo único que hice fue abrazarla fuertemente. Cuando al fin reaccione, me separe lentamente de ella y dije- De verdad lo siento, solo pienso en mi amnesia y olvido, además de muchas otras cosas, que hay personas como tú que también se ven afectadas con todo esto. Solo perdoname por favor- las lágrimas volvieron a aparecer, ella solo me abrazo tratando de calmarme. En verdad agradecía tenerla en mi vida.

Recuperando Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora