Pequeña Ventana

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Salí de la habitación después de despedirme de mi mamá. En la sala de espera, estaba mi padre sentado con los codos sobre sus rodillas, y su cabeza posada sobre sus manos. Nos despedimos de él y Julia y yo salimos del hospital.

De camino a casa, Julia y yo íbamos platicando, pero de pronto, vimos cosas muy extrañas que habían a la entrada de una casa blanca muy grande; parecía una mansión.

En la puerta, habían varios rasguños, como si un animal la hubiera arañado. Unos sonidos muy extraños que provenían de un sótano, me causaban escalofríos.

-¡Carolina!- dice una voz desde lejos. Eso era más que aterrador.

Nos acercamos a ver qué era lo que pasaba. Tocamos el timbre y esperamos.

-Esto es muy extraño- dice Julia rascándose la cabeza.

-Lo sé.

De pronto una señora rubia nos abrió la puerta.

-¿En qué puedo ayudarles?-pregunta la señora con una sonrisa. De pronto, su sonrisa desaparece al verme a mí.

-Emmm... Es que escuchamos unos sonidos muy extraños que venían de su casa...- dijo Julia-¿Todo está bien?

La señora se puso muy nerviosa.

-¿Aquí? ¡Noooo! ¡Aquí no pasa nada! ¡Se los juro! Así que no se preocupen. ¡Adioooosss!-nos cerró la puerta.

Julia y yo nos miramos con la boca abierta. ¿Qué estaba pasando?

Decidimos no quedarnos con la intriga. Así que caminamos muy rápido por un camino de la casa, el cual, al parecer, llevaba hacia el patio trasero.

Llegamos a una pequeña ventana que se encontraba hasta el suelo, y daba a un sótano obscuro y con olor a humedad. Julia y yo, acercamos la cabeza hacia ese sótano, pero de pronto, para mí, todo pasó en cámara lenta.

Una silueta de una mujer, se paró detrás de mi. Me volteo al sentir su mirada fría. Al verla, me di cuenta que iba vestida de negro, y tenía algo así como una máscara negra, que me impedía verle la cara.

De pronto, estira sus brazos y pone sus manos sobre mis hombros. Abre la pequeña ventana, azotándola con su pie. Me agarra más fuerte de los hombros. Me trató de soltar de su fuerte agarre, pero su fuerza, es mucho más que la mía. Me empuja hacia adentro del sótano. Caí al suelo, golpeándome la espalda. Mi cabeza se golpea contra el piso. Todo se vuelve borroso. El dolor que el golpe causó en mi espalda, era insoportable y la cabeza me dolía como si me hubieran golpeado con una piedra. Mis ojos se cierran lentamente, al no soportar el dolor. Lo último que alcancé a ver, fue a mi amiga Julia mirarme desde la pequeña ventana, con una expresión de terror.
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Despierto gracias a una mirada penetrante, unos profundos ojos azules, que yo conocía. Tenía la cara cubierta con una gorra tejida que tenía agujeros en los ojos y en la nariz.

La espalda me dolía tanto, como si un caballo me hubiera dado una fuerte patada.

-Por fin despiertas.- dice una voz de mujer.

-¿¡Quién eres tú y que es lo que quieres de mí!?- digo con rabia en mi voz al recordar todo lo que esa mujer me había hecho.

-Te advertí que era mío y no me hiciste caso, así que ahora pagarás las consecuencias.- dijo y se acercó su cara hacia la mía y me jala el cabello con fuerza- Eres una maldita ladrona.- suelta mi cabello y se aleja, azotando la puerta.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos. ¿¡Quién demonios es esa mujer?! ¿¡Por qué me trata de esa forma?! ¿¡Qué es lo que, según ella, le robé?!

La cabeza me empieza a doler de nuevo. Empiezo a quedarme dormida, con mi alma inundada de lágrimas de confusión y tristeza...





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Corazón VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora