Capitulo 35: Sonreír o huír

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(Pablo)

- Carla...

Me sonríe y por unos segundos quedo atónito. Esto no puede estar pasando, y menos ahora. Miro hacia adentro para corroborar que nadie la haya visto y la obligo a salir, en silencio y tomándola del brazo la hago caminar un poco más para alejarme por lo menos de la puerta. Ella se detiene enojada.

- Pablo, cariño... ¿Qué te pasa?

- ¿Qué...? Cariño no Carla... ¿Qué estás haciendo aquí?

La miro enfundada en unos pantalones de diseño marcando su figura y una camiseta sin mangas, con un collar que a la luz del sol brilla obnubilándome, su cabello liso semi recogido deja unos perfectos mechones sobre su rostro maquillado, mirándola no puedo evitar recordar la imagen de la mujer que me hace el hombre más feliz del mundo, en vaqueros, camiseta, tenis y sin una gota de maquillaje. Esa mujer maravillosa a la que puedo perder definitivamente en este momento.

- Solo quería saludarte, llegué a Málaga ayer y me contaron que estabas aquí. Pensé que a lo mejor podíamos pasar un buen rato, como en los viejos tiempos.

Me besa en los labios con un beso rápido que me sabe a pintalabios. Tomo sus manos e intento en vano alejarla. No sé qué decir, porque ella tampoco tiene la culpa de todas mis equivocaciones, quizás también la arruiné a ella, quizás soy tan destructivo para todos a mi alrededor que de una u otra forma les hago daño... pero no puedo permitir que con Paula pase eso... no puedo permitirlo.

- Pablo, no seas estúpido... no te estoy pidiendo casamiento.

- No Carla, no puedo... vete. Hablamos en otro momento, ahora tengo que irme.

- ¿Encontraste otra con quien acostarte Pablete?

Ni siquiera puedo responder, ella... ella y sus palabras son el recordatorio del que fui, del que volví a ser cuando Paula me dejó, de todo lo que quiero eliminar de mi vida.

Sin verlo venir, sus labios están de nuevo sobre los míos, esta vez más urgente, sus brazos me rodean y su lengua acaricia la mía. No puedo dejar de pensar en Paula y lo que estoy haciendo, vuelvo a alejarme intentando no ser demasiado brusco, mas allá de todo Carla tampoco se lo merece.

- No te entiendo Pablo, tú me buscaste la última vez... decídete de una vez. Solo creo que te estas negando a ti mismo lo que quieres hacer.

- Las cosas han cambiado... yo no puedo... estoy ocupado... ya mi situación no es la misma.

En ese momento Carla mira hacia mi costado y sonríe.

- Ahora lo entiendo Pablo, lo hubieras mencionado antes.

Entonces sigo su mirada y mi corazón se detiene cuando la observo caminar hacia nosotros, su expresión indescifrable. ¿Cuánto vio? ¿Desde cuándo que está ahí? ¿Cómo hago para salir de esta? Soy un verdadero idiota y acabo de arruinar todo nuevamente. Para cuando llega hasta donde estamos su expresión es seria y mi corazón parece desbocado dentro de mi pecho. ¿Cómo hago para que no hablen?

- ¡Hola! Perdón la molestia, solo quería recordarte que le prometiste a las niñas unos libros para pintar y los estarán esperando.

- Si... lo sé... yo... no lo olvidé.

Paula solo sonríe cuando se dirige a Carla, pero sé que su sonrisa esconde demasiado, casi puedo verla ahorcándola.

- ¡Hola! Tu eres Paula ¿No? Yo soy Carla. Escuché mucho sobre ti.

TERRAL - Detrás de la música -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora