Capitulo Final

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(Pablo)

Salía de bañarme cuando la encontré en ropa interior intentando colocarse una camiseta que ahora está tirada en algún lugar de la habitación, no me importa, mientras más lejos de su cuerpo mejor, quiero verla, sentirla, disfrutarla, parece que ha pasado un siglo desde la última vez que la tuve en mis brazos. Me tiré sobre ella en lo que empezó como cosquillas pero que la tiene ahora deseando que la haga mía otra vez, deseando como yo esa conexión que los dos hemos extrañado demasiado.

Mi cuerpo desnudo se mueve sobre el de ella haciéndola sentir mi deseo, ella inquieta intenta contenerse mientras mis labios se pasean por la piel de su cuello dejando que mi lengua saboree cada centímetro de su piel ahora ruborizada; sus ojos están cerrados y acaricia mi cabello despacio, todo es despacio, porque quiero disfrutar de ella, de cada partecita de ella y sé que voy a tomarme el tiempo necesario. Pero quiero que esté segura de todo lo que me gusta, de todo lo que me excita, solo ella. Vuelvo a su rostro y junto mis labios a los suyos entreabiertos luego tomo sus mejillas entre mis manos y la obligo a mirarme, sus ojos miel muestran todo el deseo, toda la pasión contenida.

- Mi niña, me enamoras, me enciendes, me gustas, cada parte de tu cuerpo me gusta, cada detalle, y nos pertenecemos Paula, en cuerpo y alma, y será para siempre.

Sonríe, con esas sonrisas mágicas, con esas sonrisas que no necesitan decir nada más, ella lo sabe, sabe todo lo que significa para mí, todo lo que me provoca, sabe que es mía y que yo soy de ella. Aunque intenta hablar no puede hacerlo, porque mi mano ha vuelto a recorrer el costado de su cuerpo y empecé a moverme de nuevo sobre ella, mi niña, mi mujer. Bajo con mi boca por su piel, dejando que mi aliento la roce por momentos y que mis labios se adueñen de su piel en otros, cuando llego a sus pechos solo respiro sobre ellos y siento su piel erizarse, pero no es suficiente para mí, la quiero completamente entregada, la quiero mía. Mi boca reclama sus pechos y me dedico a cada uno de ellos con la devoción del escultor moldeando su obra más importante, ella es lo más importante para mí, pero yo soy su obra, esa es la realidad. Su cuerpo se mueve inquieto, sonrío, sus reacciones a mí, sus gestos, su entrega, ella es única, como nadie y como nada que haya vivido, como nada que haya experimentado, lo es todo. Extrañaba cada parte de ella, y voy a sentir cada parte, como nunca, como lo haré siempre de ahora en adelante. Mi boca baja besando su abdomen, y me concentro ahí unos segundos, besando cada parte, algún día, en algún momento, ella cobijará aquí mi hijo, como ya lo hizo alguna vez, pero sé que será diferente, porque yo estaré besándola así cada día, cada momento, una felicidad se enciende en mi interior, porque el futuro ahora parece lleno de certezas. Sigo dejando que mi boca obedezca a mis instintos y sigo bajando, noto como su cuerpo se tensiona cuando llego a los bordes de sus bragas, porque adivina mis intenciones, sabe que deseo hacer, sabe que deseo probarla de todas las maneras posibles, sus piernas se mueven intentando negarse algo que ella también desea, acaricio sus caderas y dejo que la calidez de mi aliento llegue a ella, a esa parte de su cuerpo que sensible, ahora me reclama. La rozo con mi aliento, mi nariz y mis labios a través de la tela de encaje, maravillándose con el casi imperceptible temblor de su abdomen, su perfume, su calor, su sabor desordenando mis sentidos, demasiado cerca y la miro, presionando sus ojos con fuerza y sus puños aferrándose a las sabanas.

- Pablo... no...

Su voz es solo un jadeo y sonrío. Sus sonidos son música, mis manos lo logran y esto, esta unión, este mágico momento es el mejor concierto de mi vida. ¡Mi Paula! Vamos a vivir tantas cosas juntos, tantos momentos, vamos a conocernos mucho más, vamos a hacer de cada momento juntos una nueva experiencia, una nueva y maravillosa entrega. Rozo la piel de sus muslos con mi barba, pero entonces sé que ya no soy capaz de controlarme más, quito la poca ropa que queda en ella, vuelvo a acomodarme sobre su cuerpo, rodea mis caderas en clara invitación, está lista para mí, vuelvo a besarla, nuestras salivas se juntan con el movimiento acompasado de nuestras lenguas, cuando me alejo me detengo solo unos segundos demasiado aturdido por todas estas emociones, aturdido por este amor que parece llevarme a un nuevo nivel siempre, ella siente mi aliento en su piel y abre sus ojos, se hace mi realidad, ella es mi realidad.

TERRAL - Detrás de la música -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora