Capitulo 81: El pedacito que falta (Penúltimo Cap)

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(14 de diciembre)

(Paula)

No sé qué hora es y la verdad tampoco me importa, hoy no voy a levantarme de la cama. No tengo fuerzas y me siento tan avergonzada con todo lo que pasó anoche que no quiero ver a nadie. ¿Cómo fui capaz de actuar así? ¿Cómo no fui capaz de controlar mi enojo? Tengo razón, por supuesto que tengo razón en enojarme, pero tendría que ser capaz de controlar mis impulsos. Aún no puedo creer como traté a Bárbara, y la sonrisa de Pablo. ¡Imbécil! Yo furiosa y el sonriendo ¿Por qué no puede ser normal y dejar de meterse en mi vida?

- Son casi las 11 Paula, nunca estás tanto en la cama.

Lo escucho moverse en la habitación, sé que abre un poco las cortinas porque un rayo de luz entra iluminando todo y atraviesa las frazadas con las que me cubro la cabeza, no quiero verlo, no quiero ver a nadie.

- No quiero levantarme, quiero que la tierra se abra, me absorba, y me escupa en África.

La risa de Martín suena en la habitación y yo solo suspiro tapándome aún más. él es una de las personas que no quiero ver, él estuvo ahí cuando decidí comportarme como la mujer más estúpida y maleducada de este planeta.

- Hay que cuidar el planeta, no hay que dejar que la tierra absorba cualquier cosa.

- Sos igual de idiota que tu amigo. ¡Me odio! Pablo no me va a dejar olvidar de esto. Debería encerrarme aquí comiendo hasta que explote.

- No seas estúpida Paula, he conocido peores facetas tuyas.

Saco un poco la cabeza de debajo de las frazadas y lo miro de pie apoyado en el marco de la puerta, me sonríe con esa picardía y ese desparpajo tan propio de él y que había desaparecido durante tanto tiempo, pero ahora está feliz y se le nota, tiene aún más luz que antes.

- ¿Dónde están todos?

- Marcos fue a controlar a Helena y Ainhoa está con Victoria, está pasando por un periodo de pánico, donde no se cree capaz de ser madre, entonces piensa que debe practicar con todos los niños que se cruzan en su camino. imagínate la cara de espanto de algunas mujeres cuando ella se ofrece a cambiar los pañales de sus hijos.

- ¿Y vos?

- Yo también estoy aterrado, pero alguien tiene que mostrarse seguro aquí. Contrario a ella yo prefiero alejarme de los niños, para no querer huir antes de que nazca el mío.

Río no puedo evitarlo, Martín siempre logra eso en mí, como si su personalidad encajara perfectamente con la mía, siempre estuvimos tan locos los dos. ¡Lo quiero tanto! Él hizo tanto por Pablo y por mí, estuvo siempre, sin presionarnos, solo entendiéndonos, más allá de las discusiones, de los malos entendidos, él siempre estuvo y lo sigue haciendo.

Y la imagen de Pablo en mi mente, otra vez hace que los recuerdos de la noche anterior vuelvan a mí, vuelvo a tapar mi cabeza mientras escucho la risa de Martín. Entonces el movimiento en la cama me indica que ya está a mi lado, saca las frazadas de mi cabeza y me sonríe.

- Ven aquí pequeña.

Martín recostado en la cama me invita a él, acomodo mi cabeza sobre su pecho, y él me rodea con su brazo. Siento la elevación de su pecho en cada respiración. Y hay paz, él siempre me dio paz, presiono fuerte mis ojos y recuerdos de todo este tiempo llegan a mí, cuando conocí a Martín, cuando intentó alejarme de Pablo, cuando finalmente hizo todo para que estuviéramos juntos de nuevo... nuestras largas conversaciones, nuestras risas, su infinita paciencia y esa amistad fuerte e incondicional con Pablo; ese amor por Ainhoa que apareció de repente y lo cambio profundamente, su dolor que compartí tan de cerca y este momento de bendiciones que tanto se merece. Es un hombre maravilloso, siempre lo fue y no puedo quererlo más. Aprieto su cuerpo y el ríe.

TERRAL - Detrás de la música -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora