Capitulo 78: París y mi tristeza

568 34 6
                                    


(9 de diciembre)

(Paula)

Son casi las 9 de la mañana cuando estoy entrando al departamento en el bar por la puerta de atrás, la que pasa directamente a la cocina, salí a caminar temprano, y me hizo bien, necesitaba despejarme y pensar. Y nada como Málaga para sentirme bien, es como si fuera mi casa, como si siempre lo hubiera sido, siento como si la vida me hubiera puesto muchas pruebas para hacerme fuerte antes de regalarme la maravillosa bendición de llegar aquí. El lugar, mis amigos incondicionales, la familia Moreno que ya es mi familia, y Pablo, mi Pablo, inclusive en esta situación complicada, todo es una bendición; y la realidad es que nada de esto hubiera sido posible sin él, mis cambios, mi evolución, la superación de mis miedos, nada hubiera sido posible sin este amor profundo e intenso que siento por Pablo y que me invita a vivir desde el mágico día que lo conocí, parece como si hubiera pasado un siglo. Hemos vivido tanto en tanto poco tiempo, pero todo siempre fue grande, tan grande que muchas veces se hizo difícil de manejar, y aquí estamos ahora, intentando hacer las cosas bien, intentando que la maravillosa relación que tuvimos con todo y sus altibajos no se pierda en nuestros errores, y estoy segura que vamos a conseguirlo, en nombre del amor que aún sentimos uno por el otro.

Entro sonriendo, a pesar de todo sonriendo, porque tengo esperanzas para mi vida, para mi vida y la suya, esperanzas para nuestra relación como sea que deba seguir. Ni bien cruzo la puerta me encuentro con Camila, está de pie al lado de la mesa y se sujeta fuerte de la madera, un quejido casi imperceptible sale de su boca. Cuando me escucha entrar se gira y la imagen de su rostro es aún peor, tiene la piel húmeda de sudor, el rostro pálido, sus ojos me estremecen, porque, aunque me miran parecen perdidos.

- Camila por Dios.

Me acerco rápido a ella, no sé qué hacer, no sé qué le pasa, la tomo del brazo para hacer que suelte la mesa y su cuerpo tiembla, como un papel en el viento, tiembla y no puedo detenerla. La ropa esta ya mojada, y sigue sin mirarme, como si no estuviera aquí, como si no fuera ella... ¿Qué sucede? La abrazo contra mi cuerpo mientras el suyo sigue temblando, parece perder fuerzas y cae, la sigo abrazando en el piso, ella comienza a llorar desconsoladamente, como si por fin estuviera reaccionando, solloza entre mis brazos y sigue temblando.

- Camila ¿Qué sucede?

- Perdón Paula... perdón...

Casi no puedo entender sus palabras, ni la situación, desde que llegó que sé que algo no está bien, y yo solo le di tiempo hasta que decida hablarlo, algunos días la vi mal, perdida, pero nunca así, nunca como ahora, nunca la vi tan rota, tan confundida, tan enferma.

- No quiero hacerlo Paula, pero lo necesito, no me dejes hacerlo.

- Cariño por favor no te entiendo.

Su cuerpo parece convulsionar en mis brazos, tengo que llamar un médico, pero no sé cómo hacerlo sin dejarla aquí, sus brazos se aferran a mi demasiado fuerte, casi no puedo moverme. Entonces la puerta se abre ni siquiera puedo ver quien es, pero su voz me tranquiliza, saberlo aquí me tranquiliza.

- Victoria ve a jugar al jardín, enseguida voy.

- Pero papá...

- Al jardín Victoria, ahora.

No se escucha más, luego lo siento a mi lado, sujeta a Camila y la obliga a levantarse y alejarse de mí, aunque ella no quiere soltarse, llora y yo también lo hago, se aferra a mis manos causándome dolor, pero yo tampoco quiero soltarla. Finalmente, Marcos nos aleja y ella se abraza a él ahora, acaricia su cabello y la sujeta manteniéndola de pie.

TERRAL - Detrás de la música -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora