-Conmigo no ocurre nada.- dijo Abraham sonriendo falsamente.
-¿Te he dicho que no te quedan esas sonrisas?-
-Pero estas son las únicas que tengo.- dijo él chico en un tono obvió.
-Los retratos que están en la sala, en la ultima navidad ya no eres tú.
-Claro que lo soy.- dijo Abraham con sus ojos cristalizados.
-Anda Abraham puedes confiar en mi.- Kenia se acerco y se sentó junto a él en la cama.
-Odio esto.-dijo dejando escapar todo eso que contenía dentro.
-¿El que? Anda liberate, te escucharé como tu hiciste conmigo.
-Desde que mi abuelo se fue, nada es lo mismo. Mi madre esta últimamente muy ocupada, Tony sale mucho en las noches, ya no hacemos las tardes de películas de antes, no me cuenta a donde se va ya no me cuenta nada y mi padre se encuentra siempre en el trabajo. Mi abuelo nos dejo y ahora me siento muy solo. Es como si fuera invisible, siempre estoy ahí para escuchar a las personas pero dime ¿quien me escucha a mi?
-Tranquilo.- dijo Kenia abrazándolo -Yo estoy contigo, yo te escucho, no te abandonaré nunca, ¿me escuchaste? Solo te pediré un favor ahora ¿si?
El fijo su mirada en la de aquella joven -¿Cual?- dijo Abraham.
-Muestra me tus muñecas.
- No tengo nada.
-Muestra las.
- ¿Para que?
- Tú solo haz lo.
-Pero...
-No Abraham, muestra me tus muñecas no es mucho lo que pido.
-Esta bien.- el chico estiró sus brazos dejando ver aquellos cortes.
Kenia miro sus brazos y después sus ojos regresando a sus muñecas.
-Abraham, hay otra salida. Dejame ayudarte.- Kenia estiro sus brazos también dejando ver aquellas cicatrices. Para después tomar una mano de Abraham y depositar un cálido y sonoro beso en aquellas heridas.
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"La Noche" ||Abraham Mateo||
Teen FictionÉl salvó su vida. Y ella no con vida salvara la suya.