Capítulo 12

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Olivia y yo nos sentamos en el suelo y me mostró sus discos de música, al final si tenía bastantes películas de Disney y algunos peluches.

Ya entendía por qué me pedía la ropa prestada, su armario estaba lleno de prendas casuales, jeans, blusas, chaquetas; el área de los zapatos estaba igual, tenis, zapatillas y unas botas de senderismo.

-Olivia, ¿puedo pasar a tu baño?- pregunté

-Claro, está al final del pasillo

Le sonreí y salí de su habitación cerrando detrás de mí.

Hice mis necesidades y me lave las manos; al empujar la puerta, ésta choco contra alguien.

-Auch- escuché y me apresuré a salir para disculparme.

-Lo siento, lo siento- dije al ver a Blake frotándose la frente con la mano

-Tranquila, está bien- contestó aun con una mueca en el rostro. Mis ojos se desviaron de su cabeza a su cuerpo; no llevaba nada más que sus boxers. Mis mejillas se calentaron.

-¿Seguro?- pregunté regresando la atención al golpe

-Sí, no importa- por fin bajo la mano y note el enrojecimiento de su piel –¿Se ve muy mal?

-No...- mentí desviando la vista

-No sabes mentir- dijo y esbozo una sonrisa burlona

-Bueno, sí, está un poco rojo- me acerqué un poco más a él y me puse de puntitas para tantear con los dedos, si, definitivamente estaba creciéndole un chichón.

-Blake creo que... - me topé con sus ojos; estábamos muy cerca, ¿en qué momento habíamos quedado así? Seguramente fue él murmuró mi conciencia. Él tenía los labios entreabiertos, así como estaban los míos, me humedecí los labios aun trabada en su mirada, se sentía la tensión.

Entonces reaccione.

-Tienes un chichón en la cabeza- finalicé alejándome y mirando hacia otro lado.

Si, Blake era el sueño americano, rubio, ojos azules, un cuerpo sexy y una sonrisa cautivadora; pero no se suponía que era mi sueño.

-Iré por un poco de hielo entonces- dijo y caminó en dirección a las escaleras.

Maldita sea.

Suspiré y sacudí un poco la cabeza en un intento de despejar mi mente. Eso no podía pasar de nuevo.

Entré a la habitación de Olivia e hice como si nada hubiera pasado.


Después de que Evelyn y su hija me dejaran en casa, subí las escaleras, dejé mis cosas en mi habitación y me dirigí al ático.

La habitación se encontraba en tinieblas; el día de ayer, después de la desastrosa conversación con Alex, había llegado a casa encontrando las luces apagadas y a mi madre y a Grace encerradas en sus habitaciones. En la mañana al despertar mamá ya no estaba y mi hermana no dio señales de vida.

En el ático no había nadie, solo yo.

Regresé a mi habitación y marqué el número de mi hermana una y otra vez, sin embargo, no contestó. Sabía que, si le llamaba a mamá, ella tampoco respondería.

Me tiré en la cama sin saber que pensar. Ella está bien me dije. Si, tenía que estarlo.

Mi teléfono vibro y lo tomé rápidamente; no, no era Grace.

-Hola- contesté sin ocultar mi decepción

-Aaaaay- se quejó mi mejor amiga -¿Y a ti qué te pasa?

Estupidamente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora