Capítulo 1

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Primer día de escuela; esas cuatro simples palabras tenían gran impacto en mí. Cuando mamá decidió mudarnos casi me desmayo, todos mis amigos se encontraban en Chicago, había nacido y crecido en esa ciudad. Le llame a mi papá desesperada por encontrar una solución pero como siempre me evadió; supuse que para él, pagar mensualmente una pensión era más que suficiente.

Me levante de la cama perezosamente y encendí la luz, un gruñido de protesta se escuchó en la cama que estaba del otro lado de la habitación.

-¡Apaga la maldita luz Emma!

Haciendo caso omiso a mi malhumorada hermana tome mi toalla del cajón y entre al baño.

Después de haberme lavando la cara y los dientes, abrí el closet en busca de algo que ponerme, no podía llevar algo demasiado llamativo o algo tan simple que delatara mi antigua vida urbana. Saque mis jeans, una blusa azul francés simple de mangas y mis converse. Suspire, extrañaría tanto a mi mejor amiga Hope, lágrimas se arremolinaron en mis ojos pero las limpie antes de que tengan la oportunidad de caer. Este sería un largo día.

Escuche la cama a mi lado rechinar cuando mi hermana se sentó a observarme después de haberse restregado los ojos. Su rizado cabello castaño estaba revuelto y no se veía contenta.

-Buenos días- Salude con una pequeña sonrisa esforzándome con teñir mi voz con un poco de emoción.

-¿Llevaras eso?

-Sí, supongo que funciona.

-Es horrible, en casa vestías mejor, incluso para ir a la escuela.

-Grace... esta en nuestra casa ahora, además en mi primer día no pretendo que me tachen de presumida o algo así.

Ella solo se apartó el cabello que cubría sus ojos y enarco una ceja.

-Habla por ti misma, me largare de este asqueroso lugar en cuanto tenga oportunidad y no cambiare mi forma de vestir por ellos.

Apreté los labios en desaprobación, pero lo último que necesitaba era una pelea con mi hermana así que tome el cepillo y empecé a peinar mi cabello.

-¿Mamá esta despierta?- preguntó.

-No, su turno en su nuevo trabajo en el hospital empieza a las 9- respondí mientras dejaba el cepillo en el tocador y me dirigía de nuevo al baño a cambiarme no sin antes escuchar un bufido de su parte.

Media hora más tarde ya estaba lista para irme, solo tenía que esperar a mi hermana que bajó con los labios fruncidos.

-Mamá dejo dinero en el desayunador, $50 para cada una.

-Muy amable de su parte- respondió sarcásticamente

-Oye, a mamá le ofrecieron una mejor paga y mejor puesto en el hospital, es algo que ella no pudo rechazar- la reprendí. Detestaba que se comportara como una idiota con mamá solo porque estaba enojada; yo también estaba enojada pero no me iba a comportar así con ella. Grace rodó los ojos y me arrebato los $50 dólares que tenía en la mano.

-Como sea, vámonos.

Nos habíamos mudado a Ketterman, un lugar olvidado por Dios en West Virginia, no sabía si era correcto denominarlo una ciudad ya que no era muy grande, el lugar más cercano era Petersburgo que solo contaba con dos o tres semáforos. Genial.

Grace tomo las llaves de su motocicleta, me lanzo un casco y con un grácil movimiento subió y encendió el motor.

-¿Qué haces?

-Llevándonos a la escuela.

-¿Le avisaste a mamá que iríamos en tu motocicleta? - pregunte con cautela, ella rodó los ojos.

Estupidamente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora