Capítulo 27

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-¡¡AHHHHH!! – gritamos Hope y yo al vernos

Ambas corrimos y nos fundimos en un gran abrazo.

-Te cortaste el cabello – dije tratando de no llorar

-Y el tuyo está más largo – contestó de la misma manera

Nos soltamos al fin y la tome de los hombros para darle una buena mirada.

Su rubio cabello ahora sobre los hombros se ondulaba en las puntas, sus ojos verdes estaban llorosos y sus mejillas sonrojadas.

Hope era un poco más alta que yo y poseía unas piernas envidiables, era esbelta y hermosa.

En Chicago, ella nunca había sido porrista, tampoco reina del baile de primavera, ni mucho menos; ella prefería libros y videojuegos. Pero eso no la convertía en una persona estirada, al contrario, estaba segura de que se le había zafado un tornillo.

-Estas bronceada – comentó

-Aquí es más soleado

-Bueno chicas, ¿por qué no entramos? - Mamá se encontraba detrás de Hope con su maleta a un lado

-Espero que te gusten los áticos – dije tomando a mi amiga de la mano haciéndola pasar

-¿Por qué?

-Porque ahí es donde duermo

Subimos las escaleras, Hope maleta en mano.

-¿En dónde está Grace?

-En el hospital, fue a que la revisen debido a un par de dolores que ha tenido

-Ahh... y ¿Cómo lo lleva?

Bajé las escaleritas.

-Mejor. Está en encantada con el bebé

-¿Será niño o niña?

-Dice que prefiere que sea una sorpresa- me encogí de hombros

Trepe ágilmente y Hope me siguió con un poco de dificultad.

-Te preparé el colchón inflable- informé una vez estuvimos arriba.

-Genial – contestó tirándose sobre él

-No puedo creer que estés aquí

-Ni yo, es increíble- giró para poder mirarme -¿Cuándo me presentas a tu galán? Recuerda que tiene que pasar por mí antes de que se pongan serios

Mi sonrisa falló un poco, pero no lo notó.

Aún no había discutido el asunto de la formalidad con Alex.

-No está aquí hoy, pero en cuanto regrese lo conocerás

-¿Y Olivia?

-Ella vendrá mañana

-Okaaay

-¿Noche de películas? – insinué

-Nada de eso – se levantó con los brazos cruzados -Recuerda lo que te dije

Hurgó unos momentos en su bolso y sacó dos identificaciones.

-Hope, no

-¡Hope sí! – sonrió -Hablé con tu mamá de camino; le dije que nos gustaría salir a dar una vuelta y aceptó. Te prestará el auto

-¿Ella qué?

-Ahora, ¿en dónde está el baño? – dijo, ignorándome completamente -Tengo que ducharme – se arrodilló para abrir su maleta -Y luego vas tu

Estupidamente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora