Capitulo 11: ¿Eres Liam?

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Me encontraba en casa de Gloria, la señora mayor que yo trataba como si fuera mi otra madre. Me había invitado a comer, como todos los sábados. En su juventud había sido una buena cocinera en un buen restaurante, por lo que su comida siempre era la mejor, al menos para mi. Ya tenía, lo que usaba de uniforme, puesto ya que después tenía que trabajar. Le hablé sobre los chicos con los que había estado hablando, sobre cómo eran a primera vista, ya que todavía no les conocía bastante. Glorya me aconsejó no dejarme llevar demasiado por las apariencias y tampoco a dejarme llevar por las situaciónes, ya que eran chicos que no conocía de nada y que podrían hacerme daño. Tras la comida me despedí de ella y bajé por el ascensor hasta la parada del bus.

Durante el camino volví a cruzar por aquel hotel, viendo como los jóvenes fans aclamaban los nombres de los famosos. Por la puerta vi salir al chico de pelo largo, con el que Louis mantuvo una larga conversación y búsqueda el otro día. A su lado se encontraba Zayn, ¿el pelinegro?, que ahora era de un color rubio o blanco. Me sorprendí un poco al verlo así, me hacía gracia, pero le quedaba bien.

Cuando llegué, saludé a Kathe y entré al almacén para poder ponerme el delantal negro. Cuando salí Kathe me miró con una sonrisilla en su mirada.

— ¿Te ocurre algo? —Le pregunté arqueando una ceja y guardando la distancia que nos separaba la barra.

= ¿Conoces al hombre que vino a preguntar por ti el otro día? — Se puso a jugar con un mechón de mi pelo.

— ¿Quien? — Me quedé igual que antes.

— Dijo que se llamaba... Máx creo.

— ¿Máx estuvo aquí ayer? —Me sorprendí al recibir la noticia.

— Preguntó por ti y parecía decepcionado cuando le dije que descansabas.

— ¿Te dijo algo más? — Le pregunté con curiosidad.

— Nada, solo me preguntó tu horario. —Volvió a mirarme con su sonrisilla— ¿Entonces le conoces? Es guapo, siempre pensé que yo te gustaba. — Comenzó ha hablar ella sola, dejándome de piedra por lo que me decía— ¿Cuando tenías pensado decírmelo?

— Kathe, estás desvariando otra vez. —La detuve antes de que desvariase aún mas— Ese hombre solo ha hablado una vez conmigo y no, no voy ha decirte nada que no es verdad. —Le mentí, obviamente ella no se esperaría eso de mi— Solo hablé con el una vez y pues al parecer le gustó el tema del que hablamos.

— Entiendo... Pero recuerda que te estaré vigilado. —Señaló sus ojos y luego me señaló a los míos.

Me limité ha rodar los ojos y pasar un poco del tema. Kathe siempre había estado desvariando sobre muchos temas, relacionándome con cualquier persona que entrase en el bar. Me hacía reír con sus desvarios, pero aveces los lleva al extremo. La tarde se desarrollaba aburrida, normalmente los sábados por la tarde no suele venir mucha gente y me los pasaba con Kathe ordenando y limpiando el bar. No hacíamos una limpieza normal, siempre acabábamos tirandonos algo y teníamos que cambiarnos con alguna prenda de repuesto en el almacén.

Cuando salí del almacén vi a varias chicas sentadas en una de las mesas exteriores, por lo que cogí la libreta y salí pra tomarles nota. Eran muy amables, me alagaban y yo trataba de alagarlas también, aunque no se me daba muy bien. Cuando miré hacia dentro, porque me estaba distrayendo mucho del trabajo hablando con esas chicas, encontré a Max sentado en una de las mesas de dentro, en la misma que la otra vez. Me despedí de las chicas y volví hacia dentro para acercarme a Max, aunque Kathe me miraba de reojo mientras le servía un café a un hombre mayor. Máx se giró a verme, dándose cuenta de qur me acercaba hasta el. Parecía que se alegraba de verme, ya que comenzó a sonreír. Yo me sonrojé un poco, pero mantuve la seriedad y me acerqué a su lado.

—¿Hoy que vas a pedir? —Dije sacando el boli.

— Un café y un sándwich de jamón y queso. — Dejó la carta a un lado y luego volvió a mirarme— Cuando puedas, ¿podrías sentarte?

— Claro, solo sois tres personas, no creo que entre más gente en sábado. —Le sonreí y me acerqué a Kathe para pedirle el café y el sándwich.

Cuando lo tuvo listo me acerqué hasta Máx y me senté en frente suya. Igual que la primera vez estuvimos callados, aunque yo me quedaba observando como se comía el sándwich. Algunas migas se le quedaban en la barba, algo que me hacía reír y hacer que Max me mirase raro.

— Parece que les gustas —Dijo al acabarse el sándwich.

— Dicen que soy guapo, quizás sea solo por eso. — Elevé los hombros.

— Hay mucha gente así. — Le dió un trago a su café— Hay gente que se enamora porque la otra persona es rica, guapa o siemplemente viste bien.

— No creo que por vestir bien ya debas gustar a alguien. Mucha gente no tiene dinero para comprarse la última moda o prendas caras que luego solo usan un par de veces. —Dije recordando un poco lo de ayer— Ayer conocí a un modelo que iba con su diseñador personal. Era extraño, me parecía extraño eso de tener ha alguien que elige tu ropa cada día.

— El mundo de la fama es así. Se debe mantener un estilo que marque a esa persona, muchos famosos visten bien, porque les gusta o porque son obligados ha vestirse así. —Aclaró Máx, como si conociera muy bien ese mundillo.

— Lo veo un poco mal. Creo que cada persona debería vestirse como quiera. Admito que hay gente que no sabe vestir bien o combinar las cosas, pero tampoco deberían ser obligados ha vestirse de una forma específica siempre. —Dije algo nervioso, la mirada seria de Max se adentraba en mis ojos.

— Me gusta tu forma de pensar. Eres muy diferente a los fans o gente del mundo famoso.

— Por cierto... El otro día estuve viendo las noticias. Te resultará gracioso, pero Liam Payne, el productor musical y tu os parecéis mucho. —Comence a reírme por lo que habia dicho, era obvio que Max no podía ser.

— Vaya, mucha gente me lo dice. —Se comenzó a reír conmigo— Pero no, no soy Liam. — Se calmó y luego se quedó un rato mirandome el pelo— ¿Eres rubio natural?

— No. —Dije un poco avergonzado y riendome— Me tiño el pelo cada cierto tiempo.

— Te queda bien, te hace más... ¿Mono? Por así decirlo. —Se terminó su café y dejó un billete en la mesa— Mañana descansas, ¿verdad?

— Si, mañana no me verás aquí. —Miré el billete y observé que otra vez estaba pagando más de lo normal— ¿No tienes un billete más pequeño?

—No tengo suelto, lo siento. Quedate el cambio. —Cogió sus cosas y caminó hacia la puerta. Tras dar un par de pasos se giró y volvió ha acercarse— ¿Mañana quedarías conmigo?

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Otro Cap más listo y servido.

Espero les guste y comenten lo que les parece. Me gusta saber sus opiniones y tal.

Bueno hasta otro Cap, chaop.

El Camarero (Niam Horayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora