CAPÍTULO 16

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Tras un beso que los dejó sin respiración, África y Jael se miraron en silencio un largo instante y se sorprendieron al comprobar que, durante ese intervalo de tiempo, ninguno dijo nada para burlarse del otro. En la calle aún se oía ruido de chicas alborotadas, por lo que Jael propuso que se quedaran allí dentro hasta que la marabunta se disipara. África, aceptó. De paso, interrogaría al príncipe del desierto por aquel extraño episodio eufórico que había presenciado minutos antes.

- ¿Puedo saber que coño ha pasado ahí fuera? - preguntó África mientras lo seguía hasta una barra de mármol, tras de la cual se ubicaban un par de estanterías de cristal con algunas botellas.

- Es algo a lo que no termino de acostumbrarme, la verdad - contestó Jael, de espaldas a ella, al tiempo que ojeaba el tipo de bebida que había sobre las estanterías.

- Pero, ¿esto te pasa muy a menudo? - volvió a preguntar la rubia entre extrañada y sorprendida -.¿Estás en busca y captura, o qué? - su cejas se torcieron ligeramente a la vez que encorvó las comisuras con una leve sonrisa.

Jael la miró con una pizca de incredulidad en la mirada. Era un poco inaudito que alguien de la edad de África no le reconociera...

- No estoy en busca y captura, Salvajita - respondió con un toque de aplomo y una media sonrisa mientras ponía dos copas con hielo sobre la superficie negra de mármol -. Ya sabes, es por New Bits. No siempre es agradable pero es parte del trabajo - añadió.

- ¿New Bits? - ella arrugó el gesto parándose a pensar un segundo -. Eso es un grupo de música para adolescentes, ¿no? - espetó con naturalidad, moviendo de izquierda a derecha el taburete giratorio en el que estaba sentada. Jael terminó de servir las copas para ambos y se abstuvo de responder. África, con cierto interés en sus ojos, lo observó y volvió a pronunciarse -. ¿Y qué tienes que ver tú con ellos? ¿Qué eres, su manager? - le puso un toque divertido a la última pregunta.

Jael elevó la mirada para concentrarla en la Salvajita. Su Salvajita.

- Nunca te tomas nada en serio, ¿verdad? - intervino, con una repentina seriedad que a África la hizo quedar callada -. Pues para mí mi trabajo es muy importante, y NBITS es mucho más que grupo para adolesentes - quiso aclarar. La manera tan firme que tuvo de hablar, consiguió que ella dejara de moverse sobre el taburete.

- Vale, vale. ¡Tranquilo, fiera! No he dicho nada - se disculpó al sentir que lo había ofendido -. Y ahora en serio, ¿a qué te dedicas? Ya me has intrigado - se inclinó para apoyar los codos sobre la barra y prestar atención a lo que él fuera a responder.

Jael la analizó durante unos segundos en el más tentador de los silencios. Por un momento deseó y estuvo a punto de aprovechar su cercanía para darle otro beso, pero se retuvo. Un minuto más saboreando aquella boca y..., a saber lo podría pasar. Mejor continuaría la conversación.

- No tienes ni idea de quien soy, ¿no es cierto? - entornó la mirada. En cierto modo le fascinaba la idea de que una chica joven como ella no lo mirara con ojos de "¡¡voy a morir de emoción!!". Al verla negar con la cabeza en respuesta, decidió que no la mantendría por más tiempo en la ignorancia -. Soy uno de los componentes de New Boys In The Street - confesó con voz suave. Luego tomó un largo trago de su cubata.

De forma inminente, África emitió una extensa y sonora carcajada. Descolgó un poco el cuello mientras reía y el pelo rubio cubrió parte de su cara.

- Lo siento, pero no cuela, chaval - rió de nuevo un poco más mientras se apartaba el pelo hacia atrás.

Jael la contemplaba impasible, aunque interiormente alucinaba con lo que veía. Cuando otra chica se hubiera sacado la camiseta y desabrochado el sujetador para lanzárselo, la señorita Salvajita...NO LE CREÍA.

Entre Gucci y Gominola.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora