Capítulo 11

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Cuando África y Lucía entraron al vestuario, se encontraron con tres chicas que también habían ido a servir en aquella fiesta. Éstas ya estaban ataviadas con el uniforme de camarera y se retocaban el maquillaje delante del espejo.

-Hola, éstos son vuestros uniformes... - señaló con un dedo una chica de baja altura y pelirroja que, antes de hablar, les había hecho un repaso exhaustivo a las dos.

-Ah, ok, gracias – respondió Lucía echando un vistazo a las prendas que habían perfectamente colgadas en unas perchas.

África se sentó en un banco de madera y se deshizo de sus tacones de diez centímetros. Se masajeó los pies mientras mascaba chicle, y se dio cuenta de que la pelirroja, que también llevaba pecas, no dejaba de observarla. Las otras dos chicas aún estaban muy pendientes de la cantidad de rimel que estaban endosándose en las pestañas.

-¡¿Tengo monos en la cara?! - preguntó África súbitamente, después de un minuto, a quien la estaba mirando. La pelirroja se sobresaltó y pestañeó con rapidez.

-No – agitó la cabeza negativamente.

Lucía, que había oído a su prima, giró la cabeza instintivamente para ver qué pasaba.

-¿Entonces, qué miras? - se encogió de hombros y puso en el suelo el pié que había estado masajeándose.

-¡¡Afri!! - reprendió Lucía buscando la mirada de su prima.

-Es que se te ven las... - pronunció la chica pelirroja, dejando la frase sin terminar por puro recato. Pero a la vez, había llevado sus ojos hacia la parte superior de las piernas de África. Un pequeño silencio se hizo mientras que todas miraron hacia el mismo lugar, donde un sugerente e inmaculado triángulo blanco relucía entre las piernas de la rubia. Lucía rompió la calma, emitiendo una sonora carcajada.

-¿De verdad me estás mirando las bragas? - África elevó las pestañas para dirigirse a la pelirroja, la cual, ahora lucía el rojo también en todo su rostro, como si hubiera estado expuesta al sol durante un largo día.

-Pues que siga mirando... - añadió Lucía y, desabrochándose el botón trasero de su minifalda, la deslizó por su cuerpo quedándose en ropa interior. África contempló la actuación estelar de su prima y apretó los labios con una sonrisa un tanto malévola.

La pelirroja abrió los ojos con exageración y pegó la espalda a la pared, dando la sensación de que quería esconderse. Eso sí, no pudo evitar disfrutar del espectáculo, que la subió al reino de los cielos, cuando África le siguió el juego a su prima y se puso de pie, encima del banco donde había estado sentada, para empezar a desnudarse. Cuando las dos estuvieron en braguitas, la muchacha pelirroja no aguantó la presión sexual y, antes de ahogarse en sus propias babas, salió a toda mecha de allí.

Las primas se miraron entre asombradas y divertidas, y rompieron a reír brutalmente. Las otras dos, que habían estado observando la escena, terminaron uniéndose a ellas.

-¿La conocéis? - inquirió Lucía terminado de reír.

-Claro, viene de la misma empresa que nosotras. Además hemos coincidido mucho con ella. Es rara... - comentó una muy delgada y morena de piel. La que estaba a su lado le dio un codazo.

-¿Qué dices?, no es rara, ¡es lesbi reprimida!

-Claro, eso lo explica todo... - concluyó África volviendo a mirar a su prima, la cual asintió arqueando las cejas.

-Joder, lo siento por ella, la hemos puesto muy caliente... - Lucía, algo jocosa, se lamentó de su propia actitud.

-Nada, en todo caso le habéis regalado un par de minutos gloriosos – rió la chica que llevaba un moño perfecto en lo alto de la cabeza.

Entre Gucci y Gominola.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora