Capítulo 12

570 42 3
                                    


POV Romano

Así que eso era lo que había pasado...

-Básicamente, ¿fue por un conjuro que Inglaterra lanzó que terminó afectándonos a Italia y a mí? – interrogué aún un poco incrédulo.

-Es lo que pude entender. Francia me dijo que cuando encontró a Inglaterra ya se encontraba inconsciente y a su alrededor había cosas muy extrañas, pero que en un pergamino leyó algo sobre cambiar de cuerpos.

-Todo lo que tuve que pasar por ese cejotas... - mascullé.

-A mí me alegra que pasara – me sonrió de una manera cálida – ahora puedo hacer esto. - Se inclinó para besar mi mejilla – o esto – besó mi otra mejilla – también esto – me besó ligeramente en los labios.

-¿Q-Qué es lo que te ocurre? Idiota... - tartamudeé y sentí que mi cara me había traicionado cuando obtuvo colores rosados.

-Es lindo, ahora no rehúyes de mis besos.

-¿Por qué debería hacerlo si somos pareja? – desvié la mirada. ¿De verdad había dicho aquello? Que bochorno...Lo tomé de la mano sin buscar su mirada - Vámonos a casa.

Casi pude percibir su exagerada sonrisa atravesar su rostro.

Realmente no me importaba el hecho de que el culpable fuese el idiota de Inglaterra, era hasta cierto punto irrelevante. Aunque ya sabía a quién golpear si algo extraño volvía a pasar.

Pero en este momento solo quería finalmente disfrutar de un tiempo a solas con España, llevaba apenas horas en mi cuerpo original, sin embargo, solo pudimos pensar en nosotros unos cuantos minutos antes de que ocurriera todo el drama que le siguió.

Cruzamos la puerta principal, pero sentí extraño al entrar. Por su puesto, mi hermano había cambiado cualquier objeto a su disposición. Y estaba por corregir eso. Era mi casa y la de España. De nadie más.

-Lo primero que vamos a hacer es regresar todo a la normalidad –sentencié. Sin esperar reproches del castaño. – Pero primero te vas a duchar.

Acomodamos cada rincón de la casa según lo recordaba, en ocasiones algunos libros se caían, el florero decidía explotar en el piso, los cubiertos volaban por el aire gracias a un trapo húmedo que me hizo perder el equilibrio. Entre estar recogiendo y desordenando al mismo tiempo, terminé exhausto. La casa había acabado en desastre, cuando decidí descansar unos segundos en el sofá mis parpados se cerraron inevitablemente.

Estoy totalmente seguro que la casa se encontraba fatal cuando había cerrado los ojos, pero ahora se encontraba totalmente impecable. El lugar se encontraba en una oscuridad total, había velas por todo el lugar, dando un aspecto tibio y reconfortante. Encontré un camino de velas que decidí seguir.

No avancé demasiado cuando pude divisar la mesa cubierta con un mantel blanco, un candelabro iluminaba el centro, pétalos de rosas esparcidos encima y en el piso, y un perfumado español aguardando de pie junto a una de las sillas.

Me alegraba que estuviese oscuro, así él no me pudo ver sonreír por una fracción de segundos.

¿Cómo tenía que actuar ahora? No sabía si comportarme brusco y hostil o ceder en esta ocasión hacia los caprichos de aquellos ojos verdes. Podría ser mi buena acción del año. Así que por hoy, o lo que queda de hoy, voy a hacer lo que él desea.

Me dejé llevar ante la atmósfera, me aproximé a donde estaba él y me ayudó a sentarme.

-La cena de hoy consiste en paella y un postre sorpresa – lo dijo como si fuera un mesero de algún fino restaurant, pero era bastante gracioso verlo actuar así. - ¿gusta leer nuestra selección de vinos? Recomiendo el Sauvignon Blanc.

Change of Heart (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora