Capítulo 16

377 28 9
                                    


POV ROMANO

Cuando España se recuperó del resfriado, dos semanas después el trabajo le llovió como una tormenta. Se iba de la casa exageradamente temprano, al grado en que tenía suerte si lo veía en el desayuno, llegaba apenas a comer cuando ya tenía que irse de nuevo. Y para cuando él regresaba nuevamente yo ya me encontraba dormido. Creo que en alguna ocasión escuché que llegaba a las 3:00 a.m.

Con el tiempo la casa fue quedando en silencio, solo podía escuchar el sonido de mis pensamientos. España trabajaba tan arduamente que sentía una pequeñísima lástima. Me llegué a considerar inútil, ya que él aportaba todo el dinero para que ambos viviéramos cómodamente.

Podía ayudar a aligerar su carga si trataba de hacer algunas labores domésticas.

Empecé con lo más sencillo que se me ocurrió: barrer.

Por primera vez en la vida lo había hecho de la manera correcta, no había tacleado ningún florero en mi camino o volcado algún librero. Ahora podía subir de nivel: trapear.

Una a una fui cumpliendo con cualquier tarea doméstica que se me ocurriera. Lo hice con suma lentitud para procurar tener cuidado, de todas formas, tenía demasiado tiempo libre en mis manos.

Ya casi era la hora de la comida, por lo que decidí hacer el platillo que se me daba mejor, así le daría a España más tiempo para que pudiera descansar.

Cuando terminé puse la mesa y dejé servida la comida, me oculté cuando escuché al castaño de ojos verdes llegar. Él había proferido un largo suspiro cansado.

Su semblante se convirtió en una pequeña sonrisa al ver la pizza sobre la mesa, por alguna razón aquello hizo que me atravesara una fugaz felicidad por el semblante.

No me percaté en el momento en que él me había encontrado y plantado un beso en la mejilla.

-Gracias. Pero, ¿seguro que no eres Italia? Todo está demasiado brillante y ordenado – dijo burlándose.

Me volteé indignado, haciendo un puchero ofendido.

-Sabes que bromeo – sonrió tan amplió y me abrazó tan fuerte que no pude contener la felicidad escapándose.

Este idiota sabía cómo jugar sus cartas.

Quiso besar mis labios, pero me aparté.

-No te voy a permitir besarme.

-¿Estas tratando de hacerte el interesante? – luego bajó varios decibeles su voz – me gusta... -susurró tan seductoramente en mi oído que tuve que contener un suspiro excitado.

-¡S-Solo ve a comer! Sino la comida se va a enfriar. Y yo que me esforcé tanto en hacerla...

Rió juguetonamente, pero acató mis órdenes. Era un idiota sin remedio.

-¿Cuánto...? – sacudí mi cabeza – nada.

-Dime, Romanito – me miró directo a los ojos, hui de sus pupilas.

-Es que...ya casi nunca estas en casa, por tu culpa tengo que estar haciendo ahora la limpieza. Así que... ¿cuánto tiempo más piensas llegar hasta tarde? ¡No es como que me importe que llegues tarde! Pero es cansado hacer lo que no es mi obligación.

Sonrió dulcemente – poco más de una semana, después regresaré a ser todo tuyo.

-No te sobre esfuerces, bastardo... No quiero tener que cuidarte de nuevo si te enfermas.

Change of Heart (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora