7 Los Woods

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16 años.

Barbara Weston era una señora joven y hermosa y también mi madre temporal, cuando la señora Roanda murió perdí toda esperanza de ser adoptada y si bien aun quería una familia que me quisiera ya no intentaba conseguirla, quizá una bastarda -como me dijo mi madre una vez- como yo, no merece el cariño ni afecto de nadie.

No eh vuelto a hablar desde la muerte de aquella señora que cuido de mi en el orfanato o al menos no demasiado, solo hablaba con aquellos que fueran de confianza y al hacerlo parecía que había hablado un muerto, eso es porque dicen no reflejo ni un solo sentimiento.
Cualquier rastro de aquella niña inocente habia muerto dejando en su lugar a una joven con carácter serio e insípido.

-Leire,¿Quieres jugar conmigo?-negue con la cabeza al pequeño Billy-Andaaaa.... Vamos juega conmigo, siempre estas en la escuela y cuando llegas solo duermes, por favor.

Con una sonrisa asenti y nos dirigimos a su cuarto, tomamos unos cuantos juguetes y después bajamos al patio.

-Yo seré el policía.-dijo mientras me entregaba una pistola de plástico junto con un antifaz-Y tu seras el ladrón.

El sonrió y yo me puse el antifaz y eche a correr por toda la casa, mientras Billy trataba de seguir mi paso. Me escondí en el sótano, esperando por mi hermano temporal.
El llego y me buscaba despacio, para distraerlo lance una esfera que estaba guardada en la caja de objetos de Navidad, cumpliendo su objetivo provocando que Billy girara la cabeza en esa dirección con intención de atraparme, dándose cuenta enseguida que era una trampa pero fue demasiado tarde porque salí de mi escondite y le dispare.

-Gane.

El hizo un mohín y yo solo sonreí. La señora Bárbara nos llamo para que fuéramos a comer, Billy echo a correr a la cocina preparado para degustar las maravillas que hacia su madre.

-Leire, cariño, ¿notaste que tenemos nuevos vecinos?

Negué con la cabeza y comí de el puré de papa que tenia frente a mi.

-Deberíamos de ir a ofrecerles la bienvenida.

-Deberíamos.-repetí sin mucha gana

-Pues bien iremos después de comer.-la señora Barbara era una mujer muy alegre y entusiasta. A veces me preguntaba si mi madre hubiera elegido ser feliz en vez de sumergirse en la tristeza, ¿como hubiera cambiado la vida para mi?

Terminando de comer iba a lavar mi plato pero la señora Barbara me pidió que mejor la ayudara a preparar un postre para la familia nueva de enfrente. Acepte y una vez preparado ella le grito a Billy para que bajara y después caminamos hasta la puerta de los vecinos.

Una señora de cabello castaño, al lado de un hombre de cabello de color azabache apareció.

-Hola, soy Bárbara vivo al otro lado de la calle, sólo quería presentarme a mí y a mi familia- se giro y llamo a Billy.

-Billy, estos son nuestros nuevos vecinos.

-Hola—dijo Billy y se volvió a ir a jugar.

-Ella es Leire, mi hija.-trate de sonreír amigablemente y al parecer lo logre por que la señora igual me sonrió.

-Bueno... Yo soy Margaret, este es mi marido Peter, aquí están mis dos hijos, Jeff y Liu.- No me había percatado de la presencia de esos chicos los cuales estaban detrás de sus padres.

-Hola, yo soy Jeff-se presento el chico de ojos azules evidentemente a regañadientes.

-Y yo soy Liu, un placer conocerlas.-el parecía un poco mas motivado pero aun así notaba que lo hacia para no hacer enojar a su mama.

-Igualmente. Bueno me gustaría invitarlos a el cumpleaños de mi hijo sera la próxima semana en sábado. -me parecía ridículo que los haya invitado puesto que veía que los hijo de Margaret ya estaban bastante grandecitos. Y al parecer Jeff pensó lo mismo mostrando por un leve momento una cara de hastío y justo cuando iba a hablar su madre tomo primero la palabra.

-Ahi estaremos.-dijo fascinada con la idea.

-Pues bien hasta luego y bienvenidos.

Cuando estuvimos dentro de casa me senté en la mesa viendo a Barbara lavar los platos

-¿Por que los has invitado?

-Bueno... Creo que es una buena manera de que se integren a la sociedad ¿no te parece?

-Supongo.

Después de que llegara su esposo decidí irme a dormir pero llego Billy con un libro en sus manos, pidiéndome que se lo lea, acepte y después de media hora leyendo en voz alta "Alicia en el país de las Maravillas" el se quedo dormido.

Eres Mi Perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora