3 Te amo, mamá.

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6 años.

Ahora el único recuerdo de papá eran mis muñecas, ahora estaban ya un poco maltratadas, sus vestidos estaban arrugados y los rostros un poco sucios pero aún así trataba de cuidarlas todo lo posible en especial a la ultima que me trajo mi papá y dijo que era idéntica a mi.

Mamá casi siempre estaba triste, seria y enojada, ni siquiera me veía cuando me hablaba. Siempre me dejaba la comida en la mesa y ella se iba a su cuarto a dormir.

No iba a la escuela desde que mi papá murió. Mi mamá ya no me hace caso

-¡Mireya!, es el colmo mira este lugar es una pocilga y apestas a alcohol.

-Dejame en paz.

-Ya se que fue difícil pero por favor esfuerzate un poquito al menos para tu hija.

-¡No me interesa!, ¡No quiero saber nada de aquella niña!

-Es tu hija.

-¡Aquella bastarda no me importa!. Lo único que quiero es a Ted si sus padres le hubieran ayudado quizás hubiera sobrevivido, pero negaron a su hijo y todo por ella, por que ella existe lo negaron.

Estaba viendo desde detrás de la pared y cuando me moví tantito la madera hizo un ruido revelando mi escondite. Sorprendiendo a mamá la cual me miro con frialdad.

Metí la cabeza y después corrí de nuevo a mi habitación, no era la primera vez que venían amigos de mi mamá y casi siempre se iban enojados.

-Esa pobre niña no merece que la trates así, si ella nació es por que tu y Ted se amaban.

-¡Yo solo quiero a Ted!

-Entiende el no volverá, ¡te estas haciendo daño!

-¡Vete de mi casa y nunca vuelvas a venir!

-Todos estamos preocupados por ti.

-¡Vete!

Se escucho la puerta cerrarse con fuerza así que me acosté, intentando dormir y no pensar en que mamá no me quiere.

Cuando desperté a media noche con mi frazada me asome a la sala y ahí estaba mi mamá dormida en el sillón, mi mamá a pesar de todo se me sigue haciendo la mujer mas linda del mundo. A pesar de que ahora era mas delgada, su cabello ahora no tenia brillo y bajó sus ojos tenia ojeras profundas.

La tape con mi manta, bese su mejilla y seque sus ojos llorosos. Delante de ella, en la mesita había los que parecen dulces, vasos, unos pequeños palitos que apestaban y polvo.
Me incline aun lado de mi mamá.

-Mama, ¿ya no me quieres?- espere por una respuesta pero nunca llego
-¿Por mi culpa papá murió?- y espere otra vez.

-¿Te lo puedo regresar?

Seguí sin obtener una respuesta, pero puse mis manos en su brazo y empecé a llorar.

-Mamá, te amo. Perdón por quitarte a mi papá.

A pasos lentos me dirigí hacia mi cuarto y me dormí, soñando con la hermosa sonrisa de mi mama, mientras me cargaba en sus brazos tal y como hacia antes.

Eres Mi Perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora