15 No me abandones.

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Caminaba a casa y acerque el bolso hacia mi, estaría preparada por si en cualquier momento saldría Jeff o cualquier otro. Sin embargo el camino a casa fue tranquilo y cuando llegue a casa recibí mi tan acostumbrado abrazo.

—Que bien que llegaste.

—Aveces pienso que eres un exagerado.— Sonreí y acaricie su cabeza.

Nos sentamos a comer, hasta que volvió a salir el tema del cual hemos hablado estos dias.

—Jim, tu no me amas.

—Si lo hago, tu no controlas mis emociones mandona.— sonrió y se levanto de la mesa para dejar el plato en el lavaplatos.—Te amo, estoy seguro de eso.

—No lo haces. Jim, no puedes estar tan seguro de eso.

—Claro que lo estoy. Adoro cada uno de los aspectos de ti, esa parte insegura tuya, también lo fuerte que fuiste para salir adelante a pesar de todos tus problemas, tu valentía, tu timidez.

—Dios mio me haces sonar como si fuera la gran cosa.

—Y lo eres.

—No, no lo soy.—dije molesta, a lo cual el suspiro.— Me iré a dormir, descansa.

Di fin a la conversación y me fui a mi cuarto cerré la puerta y solté un suspiro.
Camine con paso lento a la ventana y mire los árboles, ¿Por que era tan testarudo y terco?, el no me ama.

Solo esta confundido, el me admira y no entiendo porque y confundió esa admiración con amor, ¿Que es tonto?, ¿quien en su sano juicio se enamoraría de mi?

¿Por que tan a la defensiva Leire?.

No estoy a la defensiva.

Jajajaja... Claro, no sera que tienes miedo.

—¿Miedo?, ¿A que?.

Tu sabes a que. Tienes miedo a que el se vaya después de que consiga una cosa, la misma cosa que buscaban todos los hombres que te hirieron en el pasado. Pero sabes que es lo peor... que tu, ya lo quieres.

Cállate.

Cerré los ojos y trate de callar las risas que se escuchaban en mi cabeza cuando al fin se esfumaron me dirijo a mi cama e intento dormir, y cuando menos me lo espero ya empezó el siguiente día.

Al salir de mi cuarto Jim sonrió como siempre mientras veía televisión. Evite su mirada y me dirijo a cocinar, bueno no quería hacer nada hoy. Así que solo prepare cereal.

—Jim yo... Siento lo de anoche.

—No te preocupes Leire, se porque eres tan esquiva y descuida yo podre con eso... Yo haré que te enamores de mi.

Le sonreí divertida, admiraba a veces lo persistente (y tonto) que podía llegar a ser.

Al terminar de comer el me dijo que fuéramos a un parque de picnic yo acepte ya que tenia mi día libre y me gustaría salir un rato.

Eres Mi Perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora