ATENCIÓN: Este capitulo contiene escenas para mayores de 18 años.
Si no te gustan las relaciones entre hombres o eres homofobico te aconsejo que dejes de leer.
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Aún llovía con fuerza, aunque eso no nos importaba. Íbamos camino de la mansión cogidos de la mano, de vez en cuando Roger me miraba y me sonreía y yo le devolvía otra sonrisa. Pasó poco hasta que llegamos a la puerta de la mansión y entramos.
-Estamos empapados, será mejor que nos sequemos o pillaremos un resfriado. -me dispuse a lanzar mi hechizo pero Roger me tomó de las manos y negó con la cabeza.
-Quiero verte así un poco mas. Vamos a mi habitación. -me tomó de la mano y subimos la escalera hasta llegar a la puerta.- ¿Puedes hacer desaparecer el rastro de agua que hemos dejado?
-Claro, no hay problema. -ahora si, moví mis manos haciendo desaparecer toda el agua desde la entrada hasta donde estábamos.
Entonces entramos a la habitación y Roger cerró la puerta, se acercó a mi y me cogió en brazos llevándome hasta la cama, me dejó muy suavemente sobre ella y me besó lentamente los labios.
-Vamos a mojarlo todo si seguimos con la ropa así. -entonces vi como el se despojaba de su ropa dejando su torso aún húmedo al descubierto.
-Tranquilo, no estaremos mucho tiempo con esta ropa. - Sonrió y volvió a besarme pero esta vez fue diferente. Su lengua rozaba mis labios queriendo profundizar mas el beso pero los apreté, paró por un segundo, me acarició la cara y me miró fijamente a los ojos.
-Alais, te amo. Te amo tanto que necesito mas de ti, de hecho lo necesito todo de ti. Pero no quiero hacerte daño de ninguna manera, si sientes que lo que estoy a punto de hacer te asusta solo dímelo y pararé.
No supe que decir, solo asentí con la cabeza y Roger volvió a besarme, esta vez cuando volvió a intentarlo no hubo ninguna resistencia por mi parte, y entonces su lengua buscó la mía y comenzó a acariciarla lentamente. De mi boca pasó a mi cuello, succionandolo y logrando que de mis labios saliese un gemido. Sus manos se movieron para comenzar a desabrochar mi camisa y cuando lo consiguió comenzó a besar muy despacio desde mis clavículas hasta el ombligo.
Notaba que cada parte que él había tocado me quemaba, mi respiración estaba totalmente agitada y me sentía muy avergonzado. Me incorporé y Roger me miró.
-¿No te gusta lo que estoy haciendo?- dijo poniendo cara de preocupación.
-El problema es que me está gustando demasiado. - Roger se ruborizó y sonrió
-Entonces, ¿puedo continuar?
-Puedes. -me terminé de quitar la camisa y la lancé a un lado para después volverme a recostar en la cama.
Roger no perdió tiempo, desabrochó mi pantalón y me lo quitó poco a poco. Acabé en ropa interior en menos de un minuto, y entonces fue el quien se incorporó para quitarse los suyos. Un impulso se apoderó de mi me levante poniéndome de rodillas delante de el y quitándole de un tirón tanto el pantalón como su ropa interior, dejando su pene erecto delante de mi cara.
-No recordaba que fuera tan grande. -le dije mirándole desde abajo y muerto de vergüenza.
-No tienes que hacer nada Alais, soy yo el que quiere tocarte y...
-Yo también deseo ir mas allá, deseo ser tuyo y que tu seas mio por completo.
Ciertamente no sabía lo que estaba haciendo y actuaba por instinto, mi libido había subido a niveles insospechados y mi mente estaba llena de pensamientos indecorosos.
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Mi Señor
RandomEn los tiempos que corren hacer magia está prohibido. La única forma que Alais tenía de ganarse la vida es delito. Teniendo que huir al reino vecino, en el cual nadie lo conoce, comienza de cero pero esta vez como sirviente de la noble familia Golds...