Desde el día que nos atacó la criatura en el lago Shan ha estado muy protectora con Roger, y yo no dejo de darle vueltas al por que aquella cosa intentaba acercarse a el a toda costa. Así que un par de noches mas tarde me escabullí de la mansión para indagar sobre el asunto.
Mi primera parada fue en la taberna. Aquel sitio me proporciono información muy valiosa, como que hacia cuatro años comenzaron a aparecer monstruos por la zona, y tras varios ataques en el lago la gente dejó de ir. Escuché que la familia Goldstein hacía poco que se había mudado cuando comenzó todo.
Posiblemente ambas cosas estaban relacionadas, pero no tenia nada que me lo confirmase. Por otro lado no entendía el por que los monstruos no habían atacado la mansión o la ciudad en todos esos años, por lo que deduje que algo o alguien impedía los ataques.
El siguiente sitio que visité fue el mismo lago. Quería ver que mas se escondía en sus profundidades, así que me despojé de mi ropa y me sumergí en las frías aguas. Llegué al fondo e ilumine con un hechizo los alrededores. Al parecer ya no había nada peligroso en aquel lugar, así que salí a la orilla y busqué el cuerpo inerte de la criatura pero este había desaparecido. Era imposible que siguiese vivo, eso significaba que alguien se lo había llevado. Me acuclillé al lado del charco de liquido viscoso que había dejado la criatura tras su muerte y entonces, a lo lejos entre los arboles vi una sombra que me observaba y al percatarse de que sabía de su presencia se escabulló.
-Esto no me gusta nada. ¿Por que empezó todo cuando la familia Goldstein llegó? y lo mas importante, ¿por que la criatura se empeñaba en atrapar a Roger?
Con estas ideas en la cabeza regresé a la mansión pero en vez de ir a mi habitación entré a hurtadillas en la de Roger.
El ya dormía, su respiración era pesada por lo que deduje que no se despertaría así como así. Lo miré detenidamente, estaba desnudo como siempre, recorrí todo su cuerpo con mi mirada en busca de algo que me ayudase a comprender el por que de la obsesión de aquella criatura con el, pero a simple vista no había nada. No me quedaba mas remedio que usar la magia para mirar mas allá.
Con muchísimo cuidado de que él no despertara lo giré para que quedase mirando al techo. Si se despertaba esto podía acabar en desastre, ya que la magia que quería usar precisaba un contacto integro de nuestras pieles. Eso conllevaba volver a quedar desnudo y mas arriesgado, debía conectarme con su interior mediante un beso. Una vez que comenzase no podía haber ninguna interrupción o las consecuencias para la memoria de Roger serían fatales.
Respiré hondo y comencé, lo primero era colocarme sobre su cuerpo. No era fácil ya que el roce de su piel me hacia sentir caliente, además, ¿que pensaría el de mi si me descubre haciendo semejante cosa? no solo el invadir la intimidad de su cuerpo, si no la intimidad de sus recuerdos.
En fin, una vez sobre el mis manos se posaron a ambos lados de su cara, y acercando mis labios a los suyos susurré.
-Allá vamos, por favor no despiertes. -noté mi cara arder por todo lo que estaba haciendo, pero era por el bien de Roger, así que por fin nuestros labios se unieron y mi magia hizo que nuestros recuerdos fueran compartidos.
Vi pasar todos sus recuerdos, incluso aquellos que el ya había olvidado. Parecía todo normal, hasta que algo cubrió de negro todo. Me centré es esa oscuridad y ante mi vi a un Roger que apenas llegaba al mes de vida, estaba plácidamente dormido en su moisés cuando una sombra negra se acerca a el. Poco a poco el humo se convierte en una mujer de unos treinta años. Parece ser una bruja, pero ésta está consumida por la envidia. Se inclina sobre el bebé con la peor de las intenciones, pero un resplandor hace que la bruja caiga al suelo. Se la oye maldecir y vuelve a convertirse en humo y desaparece.
¿Que es ese destello? provenía del bebe pero, ¿por que?
Vuelvo a buscar en sus recuerdos. Esta vez veo a Roger en sus primeras horas de vida. Todo es felicidad, el señor Goldstein lleva en brazos a su primogénito y sonríe mientras le enseña a su hijo a un señor mucho mayor de lo que es Aldous Goldstein en la actualidad. Ese señor parece ser amigo de la familia y además es un mago muy poderoso. El mago toma a Roger en sus brazos y pasa su mano derecha por encima del recién nacido. Algo parece no ir bien con su corazón, rápidamente calma a su amigo, le devuelve al bebé y le muestra un colgante, este esta compuesto de una esfera transparente y cristal rojo como la sangre flotando en su interior. Ese cristal parece contener algo muy especial, el mago abre la esfera y deposita el cristal en el pecho del bebé. El cristal comienza a internarse en la piel del pequeño y cuando ha desaparecido completamente la habitación es bañada por un halo de luz que hace a los presentes sentir paz. Ahora el pequeño Roger está completamente sano y el cristal le brindará protección hasta que algo cambie en su corazón.
Separo mis labios de los suyos y lleno mis pulmones de aire. Mi cuerpo esta empapado en sudor y hay lagrimas en mis ojos. La magia que he usado en esto ha sido mucha y ahora solo quiero dormir. Roger no parece haberse enterado de nada, he tenido suerte. Me inclino nuevamente y beso su frente y me bajo de encima de el.
-Prometo protegerte con mi vida.- Susurro mientras que rozo la comisura de sus labios con mi pulgar. Dicho esto regreso a mi habitación mediante magia y aún desnudo me tiro sobre mi cama rendido. -Mañana será otro día
Mientras en la habitación de Roger este abre los ojos lentamente y se toca los labios.
-Yo también te quiero proteger, pero si vuelves a hacer algo así no me quedaré quieto como ahora.- el joven baja su mano hasta llegar a tocar la muy notable erección que el mago le había provocado sin querer y de la que tenia que encargarse. -Parece que no te diste cuenta de que desperté en cuanto entraste por la puerta, tonto.
Roger no parecía molesto en lo absoluto, pero debería controlarse muchísimo para no saltar sobre Alais a la mañana siguiente.
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Mi Señor
De TodoEn los tiempos que corren hacer magia está prohibido. La única forma que Alais tenía de ganarse la vida es delito. Teniendo que huir al reino vecino, en el cual nadie lo conoce, comienza de cero pero esta vez como sirviente de la noble familia Golds...