Cuarta Regla

118 23 2
                                    

En verdad soy el chico más feliz de toda la vida, llevo dos semanas saliendo con Elina y es increíble, como un sueño. Hay días donde voy yo a su casa, otras veces ella va a mi casa y tanto en una como en la otra nos besamos, es como una droga.

No hay día que no la vea y no le dé un beso, adoro besarla y la forma en cómo reacciona me encanta. Hoy lamentablemente no estoy con ella, sino con Rodrigo y Bross, ambos maricas se quejaban mucho porque ya no les hacía caso.

Estamos al final de una partida de futbol, realmente es idiota jugar cuando minutos antes llovió porque nos andamos cayendo a cada rato y eso parece ser lo emocionante, quiero decir: resbalas, te levantas, vas tras la pelota, tacleas y vuelves a caer, eso es lo divertido. Suelto la carcajada cuando Rodrigo me tira, me lanzo contra él, en busca de mi venganza.

Logro sujetarlo de la pierna, el agua junto con barro nos ensucia, pero aun así seguimos peleando. Bross no tarda en unirse a la pelea, vaya trio de idiotas que hacemos.

— Ya, ya. Tiempo, putos. –Rodrigo se retuerce de bajo Bross y mio.

— Nada de tiempo, maricón. –Bross le golpe en el costado, Rodrigo se queja, pero ni mi amigo ni yo nos movemos. –Ahora, confiesa, ¿Quién mato a Sirius Black?

— ¿Quién es ese wey?

— Es de Harry Potter. –le digo, para después darle una bofetada. –Responde a la pregunta.

— Idiotas, no he visto Harry como se llame, ¿Cómo piensan que les responda?

— Mierda. –masculle, Bross, antes de levantarse y luego me levanto yo, sonriendo. – ¿Cómo es que eres mi amigo si ni siquiera has visto las películas de Harry Potter?

— ¿Cómo que "ni siquiera"? –pregunta después de levantarse.

— Tiene libros. –respondo por Bross, en este momento ha de estar muy ofendido. –Son siete o seis, creo.

— ¿tú ya los leíste?

— No, yo vi las películas. Elina las trajo un día y dijo: Maratón Potter...yo solo dije: de acuerdo. Son buenas las películas, no creas. Pero tanto Elina como Bross dicen que los libros son lo mejor.

— Si, bien, no pienso ver ni leer algo que tenga que ver con ese wey.

Me rio a carcajadas y palmeo la espalda de Bross, parece estar a punto de quitarle la cabeza a Rodrigo. Al salir del campo nos dirigimos al estacionamiento, donde he dejado mi carro y los tres nos subimos, pienso dejarlo en su casa a cada quien y de ahí ir a con Elina. La extraño.

— Oye, Diario, ¿ya eres novio de la friki? –siempre ha de ser el idiota de Rodrigo.

— No le digas friki, se llama Elina.

— Si, como sea, ¿ya son novios o qué?

— Aun no le pregunto.

— Ósea que solo te la coj...

No dejo que termine esa palabra, ya que detengo el carro en un frenazo y él se golpea con el respaldo de mi sillón, me giro en el asiento y lo empujó hacia atrás.

- A Elina la respetas, ¿de acuerdo? Ni se te ocurra pensar cosas sobre ella de esa forma, Rodrigo, porque en verdad que te saco la mierda a golpes sí lo haces.

— Ya, ya. Tranquilo. –alza las manos en señal de paz. –No diré nada más respecto a ella.

— Más te vale. –achico los ojos, me vuelvo al volante y reanudo el viaje, a pesar de lo enojado que estoy, escucho claramente.

— ¿Los pedos pesan, Rodrigo? –le pregunta Bross, al parecer queriendo contener la risa.

— Cállate, cabron.

Suelto un suspiro, puede que arruine nuestra amistad o que ya no volvamos a ser los mismos, pero es que es difícil no defender a quien quieres. Cuarta regla: Defiéndela sí sabes más de ella que quien la está insultando. Yo siempre defenderé a mi Elina.

Querido Dario...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora