Aretha ha decidido hacer la cosa más estúpida, la odio. Quiero ahorcarla. ¡¿A quién mierda se le ocurre jugar Jenga cuando se puede estar teniendo sexo?! Lo peor es que ha invitado a los demás, lo bueno es que saben leer miradas.
Así que aquí estamos, jugando Jenga por tercera vez y solos en mi cuarto, ella alza la mirada sonriente antes de quitar una pieza y colocarla con sumo cuidado en la cima. Estupendo.
— Es tu turno. – anuncia divertida, apoyando su barbilla en las manos.
— ¿En serio? No me había dado cuenta.
— ¿Puedes dejar de ser tan amargo? Hartas.
— ¿Disculpa? – me detengo antes de siquiera tocar la torre. – El harto soy yo, ¿después de ese beso esperas que logre concentrarme en este estúpido juego? Debes estar bromeando.
— De las tres veces que hemos jugado has ganado tú, ¿por qué te enojas?
Decido no decirle, no soy tan honesto para eso, menos para poder explicar la "dura" razón por la que estoy enojado. Debería ser delito dejar a alguien así, cuando tenga treinta me postulare para presidente y seré el héroe sin capa de todos los adolescentes calientes del mundo.
Suelto un suspiro, empujando lentamente una de las piezas y ésta sale con mucha facilidad al otro lado, le asir y coloco en la cima. Aretha frunce el ceño, se endereza y sale de la habitación...
¿Qué hice?
Mierda, ¿por qué siquiera pienso que hice algo malo?
¿Debería ir tras de ella? Tal vez sea como esas estúpidas escenas de telenovela donde la chica sale de la casa en plena tormenta y el joven novio enamorado debe ir tras de ella... Volteo a ver a la ventana de mi cuarto, la nieve ha comenzado a caer en enormes copos y viene acompañada de fuertes ráfagas de aire.
Me levanto rápidamente del suelo, tirando por accidente la torre y voy a la salida, dispuesto a ir por Aretha y traerla de las greñas. Cuando voy en camino a la puerta escucho un vidrio golpearse, me giro y veo a Are. Ella frunce el ceño.
— ¿A dónde vas?
— Por ti.
— ¿Afuera? – niega con la cabeza. – ¿Estás loco? Hay una tormenta.
— Perdona, pero en las novelas siempre está la estúpida que sale en plena tormenta y el chico debe ir tras de ella.
— Por favor, eso nunca pasa.
— Claro que sí. – me acerco a ella, retirándole las dos botellas de cerveza de sus manos. – ¿Y esto?
— Pensaba que iba ser divertido jugar mientras tomamos.
— No quiero más alcohol mientras estemos juntos.
— ¿Por?
— ¿Debo recordártelo? – ella sonríe radiante y se acerca más, pasando burlonamente su dedo por mi mentón.
— Deo está preocupado de cogerme ebrio.
— No.
— Ajá. – se ríe. – Ya me quitaste la virginidad, ¿de qué te preocupas?
— Aretha, no me enorgullezco por eso. Se supone que pierdes la virginidad con quien amas.
— Bueno, pude haberte detenido ¿eso te dice algo?
— Mira. – cierro los ojos, necesito fuerza. No sucumbiré. Al abrirlos de nuevo, ella sigue tan cerca y más decidida. – Cuando tus amigas te pregunten cómo fue tu primera vez, ¿no te dará vergüenza decir que fue en una borrachera?
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Querido Dario...
Teen FictionMe llamo Dario Drek, soy mayor de edad así que no vayas a preguntar, con ese dato basta. Tengo dos hermanastros, con los cuales no me llevo del todo bien. Tengo dos grandes amigos que sé que nunca me fallarían, estoy locamente enamorado de una amig...