Mierda

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            Después de la comida, la cual fue muy divertida con todos los berrinches de Esteban y los constantes regaños de María a Caleb, decidimos ver películas... seguimos escogiendo cual ver.

Yo voto por The Purge; María, Guerra de mundos; Caleb, Los ilusionistas; Esteban, Duro de matar 3, y Javier Emmanuel, No manches Frida. Se puede decir que Aretha tiene el voto decisivo, pero los demás siguen peleando, mientras que yo estoy sentado a su lado.

Ella me voltea a ver, sonríe entrecerrando los ojos.

— ¿En qué piensas? – pregunta.

— Nada.

— ¿En nada? ¿Eso es posible?

— Sí, por otro lado a veces es vergonzoso decir lo que uno piensa, quiero decir: hay veces en que pienso qué armas me serían más útiles si el virus T fuera verdad y se esparciera por el aire.

— Estás demente.

— Nada nuevo. – eso la hace reír bajo, pasándose una mano por el cabello y se lo acomoda sobre el hombre derecho, se ve bien. – ¿Qué película te gusta?

— Ni idea.

— ¿Disculpa?

— No sé, amm, podría ser la de La cabaña o El conjuro, incluso la película esa donde hay monitos amarillos.

— ¿Mi villano favorito? – frunzo el ceño. – Te das cuenta que ninguna de esas tres tienen algo en común, ¿verdad?

— Pues son películas y hay niñas o niños de por medio, para mí sí se parecen.

— Eres una tonta. – me río, apoyando mi cuerpo en el de ella y cuando la siento tensarse yo también lo hago, he vuelto esto algo incómodo. Mierda.

— ¿Saben una cosa? Mejor me voy al cuarto, ahí hay tele de igual manera. – dice Esteban, distrayéndome de mi error y le observo tomarle la mano a su novio y salir a carrera al cuarto.

— ¿Soy el único que sabe que no se pondrán a ver la tele? – la pregunta de Caleb me hace reír.

— Bueno, afortunado sea.

— ¿Se quedaran aquí? – pregunta María, sonriendo a Aretha, la cual sigue con mi cabeza en su hombro.

— ¿Qué?

— Nosotros también vamos al cuarto, pero a dormir, tengo sueño. – Caleb suelta un bostezo, mostrando que es verdad lo que ha dicho. – Nos vemos en la noche.

Caleb ayuda a María a levantarse cuando él ya lo ha hecho, ella se despide de nosotros con un gesto tierno de la mano y se van, dejándonos solos. Mierda.

Suelto un suspiro, enderezándome y viendo el televisor, la pantalla sólo muestra un fondo azul y las películas que están esparcidas por el suelo se reflejan un poco. Podemos también ir al cuarto, podemos platicar un poco y dejar que la cosa se vaya dando.

Podemos besarnos, podemos abrazarnos y podemos hacerlo, por fin conscientes ambos y sin sueño, podemos por fin disfrutarnos.

No.

Si la llevo al cuarto o si incluso le doy la propuesta lo verá mal, pensará que sólo quiero sexo y no es así, creo, porque sí me gusta y podemos ser mucho, pero...

Me levanto del sillón, recogiendo las películas y apilándolas en una caja de plástico, sólo dejo la de Armadas y Peligrosas, no puedo evitar sonreír al ver la portada. Ambas actrices son increíbles y es una de mis películas favoritas, no importa cuánto la vea, la escena de donde le abre la garganta al sujeto y le inserta una pajilla siempre me hace reír.

Querido Dario...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora