XVIII

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Aquel día de trabajo fue tranquilo, nadie me molestó. Un silencio sepulcral encerraba mi cubículo y nadie alteró mi sinfonía con sus vibrantes ondas.
En un mundo encerrado entre las paredes del pasado, aquel hubiese sido el mejor día en la oficina. Sin embargo, extrañé el murmuro de tu voz.

¿Qué clase de hechizo comenzabas a ejercer sobre mí? Extraño. Muy extraño.

Abrazo InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora