XXVII

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Cada vez que recibía un mensaje tuyo mi corazón latía un poco más deprisa. Se aceleraba sin necesidad de correr, con escuchar tu voz bastaba.

Aquellos eran los efectos mínimos que ejercías sobre mí. ¿Cómo pasar por alto aquellas veces que te enfrentaste al mundo para tan solo conquistar una de mis sonrisas? ¿Cómo olvidar las veces en las que sólo tú acudías cuando más lo necesitaba?

Abrazo InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora