XXXIII

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Cada día era invertido en tiempo de calidad junto a ti. No recuerdo el momento exacto en el que te hiciste dueño de mi corazón, solo sé que cuando quise darme cuenta, te pertenecía.

Cuando quise darme cuenta quererte me resultaba tan natural como respirar, y te quería como solo se quiere a pocos, con el alma desvelada y el corazón compartido.

Abrazo InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora