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Dos semanas de preparación, para ser femenina, y al fin el día de la apertura del restaurante había llegado, aun le faltaba la ropa a la chica. Como cada día bajó vestida con su ropas de macho, como su madre le decía. Aun que la adoraba, odiaba que vistiera así.

Fueron al centro comercial, Edith se probó tantos vestidos que perdió la cuenta. Pero al fin encontro un vestido simple, de rayas blanca y negra, ajustado y por encima de la rodilla, y manga corta.

- Cómoda y hermosa, este vestido con unas sandalias negras, un poco de maquillaje y con el cabello recogido en un moño, o con coletas, dos coletas mejor, mas inocente, ya que no te pondrás tacones, y unas lentillas.

- Mamá, las gafas solo es para leer, ver televisión y eso.

- Cierto hija, como siempre la tienes, solo te la quitas para ir a montar en esa tabla.

- Demasiada consola. *Dijo en tono bromista*

- Sí, lo sabes hija.

- Siempre me dices igual. *Dijo saliendo de la tienda*

Unas horas después llegaron a casa, Luis estaba echado en el sofá mirando la televisión, al oírlas giro la cabeza y miró su esposa Marina y a su hija Edith.

- Me andas quitando a mí hija, a mi compañera de juego. *Alzó la ceja, mientras se apollaba en el respaldar del sofá*

- Sientate en el sofá bien amor, y no te la robo. *Dijo la esbelta rubia acercándose a su esposo, para besarlo*

- Quieta que esta la niña, y me haces perder el control. *Su esposo le digo con un tono pícaro*

- ¡Papa! Que os oigo. *Se quejó*

- Ven pequeña. *La llamo su madre, ella obedeció y los tres se abrazaron*

- Chicas, debemos comer y tenéis que vestiros, para irnos a ese evento que me esta cambiando a mi pequeña, no hemos jugado en este tiempo. *Se quejó su padre*

Edith beso la mejilla de su padre y de su madre. Los miró con dulzura y le sonrió.

Salió del baño ya vestida, se cepillaba delante del espejo del tocador de su madre, miraba a esa chica rubia de ojos azules verdosos, se veía extraña sin sus lentes, lo bueno que las gafas tenía poco aumentó, así que se veía casi perfectamente en él espejo. Edith dividió su cabello en dos, para hacerse dos coletas, una vez echas, se puso rímel y pinto sus labios de color rosa. Miro el lápiz de ojo, mil veces, pero no se atrevía a pintarselo, se volvió a mirar y entonces se armo de valor para acercarselo y pintarse la línea de dentro del ojo. Ya estaba perfecta, solo quedaba perfumarse y cojer el pequeño bolso negro, donde llevaría el móvil, unos clinex y una compresa. Lo que toda mujer lleva en el bolso.

Bajo ya lista, su madre estaba parada en el salón, con el pequeño bolso en la mesa, metiendo su móvil, estaba hermosa con su vestido lila ajustado, el cinturón blanco, como el bolso y los tacones, tenia un porte elegante y formal, mi padre estaba como siempre con su traje chaqueta, pero hoy lo llevaba azul marino, con una camisa blanca, su madre al verla quedo sorprendida, estaba hermosa y muy fina, a pesar de no estar muy elegante, mas bien estaba juvenil, su padre a ver la cara de su esposa volvió la cabeza para ver a su hija, no se podría creer lo hermosa que estaba.

EL CAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora