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Al fin pudieron entar a la habitación de Ulises, el cual dormía plácidamente.

Pasaron los días, Drake volvió al trabajo, y Edith se puso muy feliz al ver entrar a su novio y no al sustituto, o mejor dicho al profesor de guardia, por que aparte de darnos la tarea que le habia mandado para nosotros, no nos dijo nada más, y nos dejaba hacer lo que queriamos.

- Buenos días ¿Esta la tarea que le dije que os diera al sustituto?

- Sí. *Edith se levanto para entregársela*

- Perfecto mi *Se callo a darse cuenta que le diría «mi niña» delante de todos*

- Chicos, empezar a hacer la tarea atrasada.

- ¿Como has dejado al pequeño? *Susurró apoyada en la mesa del profesor*

- En casa dormido, ha pasado una buena noche.

- Me alegró, luego voy a verlo y le voy a llevar un regalito.

- No hace falta mi vida. *Le susurró mirándola a los ojos* Ve a sentarte.

- Ya voy, haré unos ejercicios que no entiendo de inglés. ¿Me ayudarías?

- Claro, coge las cosas y pones una silla a mi lado y te ayudo.

- Gracias. *Le guiñó el ojo*

Terminaron las clases y Drake la espero en el aparcamiento, ya que la noche anterior le dijo de almorzar juntos. Edith salió rápida del instituto, cansada, pero muy feliz. Edith le pidió pasar por su casa, para recoger el regalo de Ulises. El asedió sin replicar, sólo le sonrió y la acercó.

- Voy a por el regalo, ya bajo. *Dijo subiendo las escaleras*

- ¿Ya esta todo bien con el niño? *Preguntó el padre de Edith*

- Esta con un tratamiento, hasta que vean que es lo que mas le con viene. *Dijo con la voz tocada por el dolor que le daba a pensar en todo lo que le pasaba a su pequeño tesoro*

- Cualquier cosa, no dudes en decirlo.

- Gracias Luis. Pero con que bajé rápida me conformó, quiero estar al lado de mí milagro.

- ¿De tú milagro? *Dijo al pensar que el decía lo mismo de su hija*

- Sí, es mí milagro, mi tesoro, mi todo. Es algo tan, no se como explicarlo.

- Te entiendo. Es qué yo cuando habló de mi hija, digo eso de mi milagro. Es mi única hija, y no se por que.

- ¿Querias más?

- Sí, pero ambos trabajamos mucho y en Edith tenía el niño que nunca tube, y ahora tengo a mí hija, esta hecha una mujer.

- Valla Edith, lleno el vacío que tenias de querer un hijo, preferías un niño y te entiendo por que con un hijo se comparte las tardes libres, con un balón o una consola.

- Exacto, pero en el fondo me alegro de que sea una niña, por que es la achuchona de la familia, me abraza a cada instante.

- ¡Eh! Yo soy varón y abrazo a mis padres constantemente. Aún que desde este verano he estado mas distante con eso de que empezaba a trabajar en el insti.

- Normal el estrés de algo nuevo.

- Exacto. Por cierto, ¿Y tu mujer?

- Salió a comprar ropa, como siempre. ¡Ah! Y a la peluquería, quiere un recogido para la cena de esta noche.

- ¡Wow! Cena romántica.

- No que va, cena con las amigas de natación.

- Bueno, si necesitas compañía traigo unas pizzas, y vemos algo. Lo único que vendría con mi hijo.

- Creó que me apetece esas pizzas y conocer al pequeño, ya que no pude ir al hospital por que tenía demasiado trabajo y mi hija me dijo que iba bien la cosa, dentro de lo que cabe.

- Pues no hay mas que hablar, luego nos vemos.

EL CAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora