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- Es una niña. *Dijo la enfermera poniéndole al bebé en el pecho* Felicidades.

Drake sonrió felizmente, acababa de dar a luz una hermosa niña, y su esposa estaba sana, y llorando como una niña pequeña de felicidad a ver la carita de su hija. Una hermosa niña, rubia de ojos marrones.

- Espero que este sea mi último cambió amor.

- Ya puedes volver a tu look.

- Odiaba la ropa premama.

- Ya sabes que si se te antoja otro, que espero que no, ya tenemos dos, tendrás que usar esa ropa que odias.

- Amor ¿Me queda bien ser mami por segunda vez?

- Chapó, te queda chapó. *La beso con pasión y amor*

- Ulises, se enamorara de su hermana.

- Sí, pensara que es una muñeca.

- ¿Como la llamaremos?

- Drake, ya te lo dige una vez. Nuestra niña se llamara Paulina.

- Pauline.

- ¿Por que? Así no se llamaba la mami de Ulis.

- Pero me gusta mas como suena, y es el mismo ¿No?

- Le preguntaremos a Ulises entonces.

- De acuerdo.

🍼Dos días después🍼

- ¿Es mi hermanita? *Preguntó mirándola en sus brazos*

- Sí, toda tuya. *Edith le respondió*

- ¿Como se llama?

Drake miró lo inocente que era su hijo, a pesar de la edad que tenía, era como un niño pequeñito.

- Aun no lo sabemos. *Drake lo miró tierno*

- Es que tenemos un problema, no sabemos si llamarla Paulina o Pauline. *Edith le comentó al pequeño*

- Paulina. *Sentenció el niño sin saberlo*

- Gané. *Dijo victoriosa*

- Magniphique. *Soltó de golpe a ver que lo venció*

💖Años después💖

Edith había acabado su bachillerato, el cual dejo al estar en estado, y entraría en la universidad, a estudiar como su marido, ¡Si! ¡Si! Filosofía. Drake seguía impartiendo clases de Filosofía en el mismo instituto. Por otra parte Ulises se sanó, eso si gracias a su hermana Paulina, la cual fue donante de médula ósea. Y lo que mas feliz le hacia a Edith y a Drake, aparte obviamente de que Ulises se sanó, es que era un fabuloso estudiante.

- Mamá, ¿Donde vas?

- Ulises, hijo. Voy a montar en skate.

- Me prometiste que me enseñarias.

- Cierto, pues vamos.

- ¿Me dejáis solo con Paulina?

- Papá, te toca. *Ulises le respondió a su padre*

- Bueno amor, Paulina ya tiene dos años, enseñala a jugar a la consola.

- Buena idea muñeca.

Básicamente sus vidas no cambiaron mucho, sólo que ahora enseñaban a dos hermosuras, o como ellos decían, a sus milagros, a ser personas que sigan sus sueños, que lleven sus propios estilos, y que siempre esten felices con lo que son.

- ¡Auch! *Ulises se callo de la tabla de Skate*

- Hijo ¿estas bien? *Corrió hacia el niño, pero el ya se puso de pié*

- Sí, pero jugar con Paulina a los muñecos es menos peligroso.

- Si, vamos a casa a curarte las rodillas, y a jugar con Paulina.

- Sí.

Se echaron a reír.

- Paulina, otra vez estas saltando. No ves que te haces piedra y te rompes al caer.

- Pero, me gusta saltar.

- Caso perdido. *El padre se rindió* Vamos a jugar con tus muñecas. *Se levanto y fue al bombo, donde estabas las muñecas y cogió una de trapo*

- No, Lucía es la niña de Ulises. Tu Margarita. *Corrió a sacarle otra muñeca*

- ¿Y la tuya y la de mami?

- La mía es Goria. *La saco y la abrazó*

- Gloria, se dice Gloria.

- Ea, Goria.

- Ni modo. *Volvió a darse por vencido*

- Esta es la de mami *Saco otra* Mía.

Cuando Ulises y Edith llegaron, se pusieron a jugar con la pequeña. El día a día de ellos 4 eran complacerse, si había que tirarse al suelo ha jugar con muñecas se hacía, si tenían que turnarse para cuidar a Paulina se hacia, si tenían que enseñar a Ulises a algo o ayudarlo con las cosas de la escuelas se hacía, incluso si Edith necesitaba algo o Drake, se hacía lo posible para que pudieran conseguirlo.

No serían la familia perfecta, por que eran algo locos sus días, pero ellos a pesar de los cambios eran felices. Edith encontró el mejor cambio de todos.

✌ FIN ✌🏻

EL CAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora