*a ver si los más observadores pueden adivinar cual es el nombre del lugar representado en la imagen :3, os quiere, vuestra desesperante Venus*
Aquella misteriosa mujer de orejas alargadas y puntiagudas no apartaba su acuciante y frívola mirada de nosotros, como si estuviese dudando valorando si acabar con nosotros o escuchar lo que teníamos que decir, sin embargo... Me había llamado hijo de la luna, por lo que debía tener algún tipo de interés en mi, por alguna remota o desconocida razón, entonces su voz potente y autoritaria resonó por todo el lugar.
-¿Quienes te acompañan, Shab-ty(Esta palabra significa hijo de la luna, dicho en el idioma de aquellas gentes)?
-Unas compañeras de viaje y amigas, Serah y Shiro.
La simple mención de Shiro provocó una súbita gran apertura de los ojos de la mujer, presos del asombro y la incredulidad, y que todos los arcos tensos, cuyas flechas estaban fijas en nosotros, anulasen de golpe el disparo, a la par que aquellos seres de constitución esbelta y ágil, descendían a toda prisa por la escarpada pared del acantilado, dando lugar a una hermosa y armoniosa cascada de tonos castaños, claros y verdosos, los cuales envolvían todo el lugar en una suave y delicada armonía, como si del abrazo de la mismísima naturaleza se tratase.
Tras unos minutos que se asemejaron a horas, nos encontramos rodeados por la marea de colores, rebosante de vitalidad, conformada por gentes de todas las edades pertenecientes a aquella raza, los Sahanara, quienes parecían poseer ojos para la mera finalidad de observar a Shiro, con la misma devoción con la que se mira a una deidad, sus ojos reflejaban alivio también, aunque, por otra parte, también me pareció detectar miedo.
En ese momento, vimos abrirse la marea de gente, para dar paso a su líder, Lynala, la cual con paso raudo se aproximó a nosotros, como si portásemos un tesoro de incalculable valor; la joven, que aparentaba tener no más de veinte años, tomó a Shiro de mi lomo y alzándola la estrecho cariñosamente entre sus brazos, con las lágrimas amenazando con escaparse, cual salvaje torrente cargado de alivio y felicidad.-Mi pequeña Shiro...-Dijo con un tembloroso y quebrado hilo de voz-Te creí muerta...
Aquello me dejo anonadado, no esperaba que se conocieran ya de antemano, pero lo que me dejo realmente atónito fue lo que susurró a continuación en respuesta la pequeña, a pesar de que se tratase de una única y simple palabra.
-Mama...
Dijo en un suave susurro la pequeña, mientras su cuerpecito tembloroso se aferraba a la joven mientras derramaba amargas lágrimas de alivio. ¿Era aquella mujer su madre? Si era así, ¿a quienes pertenecían los cadáveres que hallamos, cercanos a la pequeña?
Antes de poder dar con una respuesta válida para mis innumerables cavilaciones, el tono desconcertantemente suave e inusual de Lynala, el cual había pasado de zumbar cual nido de abejas furiosas debido a la tensión del momento, a ser suave y fluido como el deshielo de los ríos en primavera.-¿Estáis heridos? ¿No os han mordido cierto?
Preguntó, con la voz teñida de preocupación.
-Estamos bien- Dije para tranquilizarla, acompañado de una sutil inclinación de cabeza, a modo de respeto hacia ella- Pero necesitamos respuestas.
-Lo sé -Esbozo una delicada sonrisa, mirándome directamente a los ojos, ella era fuerte, y eso me gustaba (no de esa manera, relajaos, que no me lie con ella u.u)- Os guiaremos hasta nuestro hogar para daros el recibimiento adecuado, para que seáis capaces de descansar y allí seremos capaces de explicaros por qué esta tierra está teñida por el carmesí de la sangre.
Pronunció estas palabras elevando su mirada hacia el gigantesco prisma suspendido en lo alto, del cual emanaba constantemente esa inquietante luz carmesí, que provocaba que sentimientos como malestar constante o miedo, arraigasen en los corazones de todos a los que bañaba esta.

ESTÁS LEYENDO
Wild Soul
Manusia SerigalaIruka Hatoshi, un nombre olvidado en el pasado, entre llamas, que aviva fugaces recuerdos y de vez en cuando, leves murmullos que con prontitud se acallan... La vida en el bosque, cazando y formando parte de una manada, todo parece tan idílico... Pe...