Capítulo 9 Algo por lo que luchar

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Habían pasado varias semanas desde que trajeron a esa preciosa loba de pelaje inusual y ojos violáceos al clan... Y aún, no ha dicho nada, ni su nombre, ni de donde venía... La estuve visitando durante días, y aún así no conseguí que me dijese su nombre... Aunque si descubrí algo muy interesante, soy de color blanco... ¿Qué? Ah, claro, si, estoy con vosotros, es de despistado tener 2 años y medio de vida, y aún no saber el color de tu pelaje... Pues así era, yo, Kiba, con dos años y medio, aún no sabia la tonalidad de mi pelaje, la cual, era del color de la nieve pura... Había pocos en la manada con un color blanco tan puro, uno de ellos era el jefe... Que seguía siendo muy familiar para mí, de haberle visto en otra parte... Pero no alcanzaba a recordar dónde... Bueno, el caso es que, me dirigía hacia donde se encontraba aquella loba, cuando al llegar oí ladridos y sonidos de pelea, me asomé y vi como Fang y su dos matones peleaban contra esta, que los había herido bien, pero se la veía con heridas graves... Entonces apareció en mí ese sentimiento de la anterior batalla... Una desmedida ira y un poder descontrolado... Vi como Fang la atacaba y mi cuerpo se movió solo, con un potente impulso caí sobre él y le mordí el lomo con fiereza, me coloque delante de la loba gruñendo de una manera... Antinatural, se trataba de un gruñido sordo, similar al de cientos de truenos en la estación tormentosa... Pude ver como esos 3 lobos salían huyendo despavoridos, en ese momento mire a mi espalda... Ella me miraba con los ojos muy abiertos.

-Laskhana...

Me dijo en algún extraño y misterioso idioma el cual en ese entonces, no lo entendí...

-¿Perdona?

Le pregunté confuso, ella me miró, pero ella solamente negó suavemente con la cabeza...

-Serafine...

Fue lo único que me dijo, con un suave susurro... Entonces comprendí...

-Hermoso nombre... Pero, ¿Puedo llamarte Serah?-Pregunté, ella me miró y asintió-Soy Kiba

Le dije sonriendo

-Ya lo sé-Me respondió algo fría- Todos hablan de ti...

-Oh, ya veo...-Dije con la mirada fija en ella-¿De donde vienes Serah?

Ella me miró, y guardo silencio...

-Acabo de salvarte la vida... Sería lo mínimo decirme eso, ¿no?

No respondía... Empezaba a impacientarme por su silencio cuando, de pronto, tuvo lugar un gran temblor que hizo que toda la cuenca crujiese al empezar a caerse por su propio peso, las rocas comenzaron a desprenderse del borde cayendo sobre nosotros... Aparté a Serah de un empujón, para evitar que la aplastase una roca, pero me aplasto a mí en su lugar, sentí el crujido horroroso de mis costillas y mis huesos al quebrarse bajo el peso de la roca... "Este es el fin..." Me dije en mi mente y cerré los ojos... Entonces fue cuando escuché una voz sumamente familiar en mi cabeza... "¿Qué fue de lo que te dije? ¿Así aprovechas esta segunda oportunidad? ¡Lucha! no seas cobarde, ¡lucha!". Volví a abrir los ojos y sacando fuerzas, aún no se de dónde, le di un cabezazo a la roca reduciéndola a añicos... Me levanté, mientras la sensación de cómo mis quebrados huesos se soldaban de nuevo solos recorría todo mi cuerpo. Vi a Serah, estaba desmayada por lo que la cargué sobre mi lomo y corrí, saliendo rápido de la cuenca y regresando velozmente a la aldea a la aldea... Al llegar, me encontré con un panorama algo espantoso... Toda la aldea envuelta en llamas... Cadáveres de compañeros de la manada regados por doquier en el suelo, amigos, conocidos, jóvenes, ancianos, hembras, crías... También se podían ver cadáveres de lobos negros como la noche, similares a Serah... Busque a mis hermanos y a mi grupo, pero no los encontré... No encontré a nadie, lo que no sabía si tomar como una buena o mala señal, en ese momento percibí que me seguían, me eché a correr, pero tras varios minutos atrás me di cuenta de que no había forma de dejar atrás a aquellos desgraciados, eran como dos opacas sombras de ojos rojos las cuales manchaban de sangre la nieve que pisaban volviéndola impura con la tragedia y el dolor de los caídos de mi clan... Huí recorriendo el camino que pasaba cerca del borde del desfiladero en el cual solía entrenar con mi grupo, hasta llegar a la parte del derrumbe... Iban a atraparme, a mí y a Serah... Ya casi podía sentir aquellos seres abalanzarse sobre nosotros, cuando la misma voz que me había alentado antes, resonó nuevamente en mi cabeza, "Salta".

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