Han pasado varias semanas, desde la primera vez que me aventuré a dar mis primeros pasos, y pude comprobar, que en verdad era cierto lo que me dijo mi madre, "Cuando das tus primeros pasos, parece un mundo nuevo, pero a los pocos días, el cerco ya es demasiado pequeño", en ese momento, debo decir, que no entendí ni una palabra, pero, tras días correteando por la madriguera, jugando con Shota, lo comprendí, aquella madriguera, ya se nos había quedado pequeña, ya sabíamos correr con una cierta soltura, y, lo que antes nos parecía un espacio inmenso, ahora era un espacio claustrofóbico, por lo que al fin, nos decidimos a pedirle a nuestra madre, que nos dejara salir al mundo exterior... Aunque he de admitirlo... Es muy fácil parecer lanzado cuando hablas... Pero la idea de salir a un mundo enorme, del cual no sabía nada, asustaba bastante, hasta el punto en que, en el momento de salir, intentamos echarnos atrás, pero era muy tarde para eso, mi madre nos dio un toque con el morro, y caímos fuera... Me sentí caer sobre algo, espantosamente frío, pero muy mullido, abrí los ojos despacio... Se veía algo blanco... Los abrí del todo... Vi unos arboles tan grandes, que parecía que sus copas y el cielo, eran uno solo... El suelo estaba completamente cubierto de un extenso manto blanco y frío, y de las finas hojas y ramas, de aquellos arboles, siempre verdes, caían suavemente, retazos de aquel manto mágico, el cual, lo cubría todo y parecía que nada escapaba a su vista... Todo estaba sumido en un profundo silencio... Solo se percibía el gemido del viento entre las copas de aquellos arboles, lo demás, era calma... Se oía el susurrar leve y armónico, de un arroyo, que bajaba lentamente cerca de allí, deslizandose monte abajo, como una silenciosa pero audaz serpiente, imposible de detener o alterar... En el aire, se percibía un constante pero apaciguante olor a humedad, tierra mojada, hierba naciente... Todos esos olores eran tan distintos y nuevos para mí, que los atrapaba en mi sensible olfato, y no los dejaba escapar, reteniéndolos, para siempre, sin olvidarlos jamás... Nunca olvidaré la primera vez que olí el pino por primera vez... La carne... La nieve... Aquel misterioso manto que todo lo oculta... Me tumbe en el suelo, rodeado por la bruma de la madrugada, sobre un pequeño resquicio de suelo, donde la nieve se había tornado agua, y el rocío, cubría la hierba... Cerré los ojos dejándome envolver con el sonido del despertar del bosque... El batir de alas perezoso de los pájaros, las tempranas carreras de un diminuto ratón, que comienza con prontitud, pero con energía, el día, los tímidos rayos del sol, se entretejen entre las ramas de los arboles, acariciando con una suave calidez el suelo, y despertando así, al resto del aletargado bosque, el cual se hallaba, en un imperturbable sueño lleno de calma, sumido aún en el más absoluto silencio...
Deje que aquel torbellino de sensaciones novedosas y atractivas, me envolviera y me arrullara... Desde aquel momento, supe que aquel momento, me acompañaría toda mi vida... El momento, en el que mi mundo, creció inmensamente, y comprendí quien era realmente... Solo una pequeña parte, de aquel vasto reino de belleza y armonía, equilibrio y sintonía... Por ello, una sola determinación apareció en mi pequeña mente, la cual, todo lo analiza y pretende entender... Me propuse, ser algo... Significar algo en aquel inmenso mundo, del cual solo había visto, una mínima parte... Me propuse que mi nombre fuera recordado con cada albor de la mañana, y que el viento lo susurrara en cada amanecer, como la esperanza de un nuevo día... Se, que suena vanidoso, o incluso podría llegar a ser demasiado, para un pequeño cachorro de lobo, inexperto y temeroso, pero... Ese, era mi sueño... Ser alguien, significar algo para el bosque... Y para todos sus habitantes... que mi nombre, fuera recordado por cada generación, y mis acciones, guiaran los actos de los demás, hacia esta constante armonía y paz... Si... En ese momento, lo supe, ese... Era mi sueño... Mi camino a seguir... Mi guía, y mi razón de existir... Mi propósito en la vida... Porque... Todo, nace de un sueño...
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Wild Soul
Manusia SerigalaIruka Hatoshi, un nombre olvidado en el pasado, entre llamas, que aviva fugaces recuerdos y de vez en cuando, leves murmullos que con prontitud se acallan... La vida en el bosque, cazando y formando parte de una manada, todo parece tan idílico... Pe...