Desperté en la cama en la cual perdí la consciencia tras hablar con la pequeña Shiro el día anterior, aún con las dudas en mi mente, sin embargo para distraerme me dedique a analizar la habitación en la que me encontraba, cuyas paredes estaban hechas de la madera del gran árbol dónde nos encontrábamos, la cama estaba cubierta por mantas hechas de pelaje de algún tipo de animal, y la almohada repleta de plumas. Bajé de la cama y me sacudí para desperezar mi entumecido cuerpo, en el momento en el que me dispuse a abrir la puerta para salir, esta se abrió por sí misma mostrando una gran figura frente a mi, la cual reconocí al instante, se trataba del hombre que había apaciguado la reunión ayer, poniendo a todos drásticamente en su sitio. Dicho hombre no llevaba ese día la capucha, por lo que pude ver dos ojos verdosos y agudos mirarme fijamente, acompañados por un par de mechones blanquecinos que caían de su albina cabeza, sin embargo, sus rasgos y aspecto no eran para nada albinos, rasgos afilados, como los de aquellas gentes y una trabajada musculatura y piel morena, por lo que deduje que pasaba bastante tiempo entrenándose a sí mismo. Las ropas que este gigantesco ser vestía eran sencillas, una camisa blanca y un pantalón que llegaba por sus rodillas, portaba a demás un amuleto al cuello cuya forma era circular, más no pude reconocer en aquel momento que simbolizaba, lo cual a mi reflexivo yo pasado, le molestó a no más poder. Cuando hube acabado la valoración sobre su persona alcé la vista para encontrar dos ojos verdosos que me observaban pacientes y una leve curvatura hacia arriba en los labios pertenecientes al hombre frente a mí.
-¿Suficiente valoración sobre mí, cachorrito?
Aparte la mirada avergonzado, debía de haberme quedado mirándole, conociendo mi extraña manía de analizar a las personas durante interminables minutos con un semblante serio, sin embargo, aquella era la primera vez que alguien soportaba mi analítica mirada pacientemente, hasta que mi estudio acababa.
-Siento el haberme quedado mirando-contesté cohibido-espero no haber incomodado demasiado.
El susodicho se agachó y me tendió su mano con la palma hacia arriba, mi primer impulso fue olfatearla, sus manos olían a madera de roble y pino, junto con el olor de los huesos, fibras vegetales, y otro olor que no pude distinguir bien. por lo que supuse que había estado invirtiendo su tiempo en crear un arco; dándome por satisfecho con el olor, dado que no presentaba ninguna amenaza aparente para mi, deje escapar el aire que no sabía, había estado conteniendo.
-¿Más tranquilo, cierto? Lynala me dijo que eras el más cauteloso de los foráneos que habéis llegado aquí, he venido para mostrarte toda nuestra aldea, ya que ayer tuviste ese percance en la sala del Consejo, no pudimos enseñarte nada, ¿como te encuentras hoy?
-Bueno...-realmente aquello me había sorprendido-Siento lo ocurrido ayer, esto...
-Shen-contestó rápidamente-Mi nombre es Shen Distarial, pero tu llámame Maestre.
-Maestre, realmente no sé que me ocurrió ayer, fue algo muy extraño, como si todo comenzase a darme vueltas de pronto hasta perder completamente el conocimiento... ¿Dije algo antes de desmayarme?
-No lo recuerdo bien, fue todo muy rápido.
Era ligeramente obvio que estaba mintiéndome, pero el semblante siempre serio del hombre no me habilitaba el descubrir nada más, por lo que decidí actuar como si dicha mentira me hubiese convencido.
-Oh, entiendo, disculpe mi pregunta, ¿decía que tenia algo que enseñarme?
-En efecto, sígueme, tras acabar la visita podrás comenzar el mismo entrenamiento que siguieron tus hermanos, si así lo quieres.
Dijo saliendo de la habitación, dichas palabras atrajeron mi curiosidad ¿qué clase de entrenamiento habrían seguido?¿Eran capaces de volverse humanos ahora debido a ese entrenamiento?
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Wild Soul
LobisomemIruka Hatoshi, un nombre olvidado en el pasado, entre llamas, que aviva fugaces recuerdos y de vez en cuando, leves murmullos que con prontitud se acallan... La vida en el bosque, cazando y formando parte de una manada, todo parece tan idílico... Pe...