Capítulo especial #4

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Se suponía que Kim ya no debería sentirse nerviosa por un simple primer día de universidad. Es decir, era mayor y había pasado por cosas más difíciles. Sin embargo, tratándose de Kim los nervios nunca faltarían.

Estaba angustiada, más de lo que ella esperaba.

Ese día conocería personas nuevas, gente importante, y la primera impresión era la más valiosa de todas. En la mañana se había despertado lo más temprano posible para decidir qué vestimenta se pondría. Jay la ayudó en eso, aunque no fue de mucha utilidad porque siempre intentaba sacarle la ropa que se probaba.

Jay seguiría siendo Jay.

La facultad de psicología era más grande de lo que esperaba. Sus altos muros de concreto le parecían imponentes, mas ella no se dejó intimidar por ello. Si estaba allí era porque lo había decidido así y no había marcha atrás.

—¿Estás bien? —le preguntó Jay de repente y ella volteó para observarlo.

—¿Por qué no lo estaría? —inquirió a su vez.

—Estás apretando mi mano desde hace diez minutos y estoy dudando si aún sigue circulando sangre por ahí... —contestó bajando la vista a sus manos entrelazadas y ella lo soltó al instante.

—Diablos —se recriminó—. Estoy nerviosa, no sé por qué.

Jay le sonrió y pasó un mechón de su cabello rojizo por la oreja.

—Es entendible que te sientas así. Yo también lo estaba mi primer día de universidad.

Ella se sorprendió por eso.

—¿Tú, Jay Sullivan, nervioso por su primer día de universidad? —Abrió la boca como si no lo pudiera creer.

Él rio.

—Sí, fíjate, yo, el Gran Sullivan, nervioso por esa tontería —respondió encogiéndose de hombros—. Kimmy, no soy tan perfecto como crees.

Ella rodó los ojos y golpeó a Jay con el codo.

—Y... —dudó un segundo, pero se atrevió a preguntar—. ¿Fue malo? Es decir, ¿tu primer día?

Jay suspiró, mas una sonrisa pícara se formó en su rostro.

—No, en realidad fue bastante interesante. —Movió sus cejas tratándole de decir a qué se refería y ella hizo una mueca de repulsión.

—Eres un idiota, Jay —le dijo mirando hacia otro lado, fingiendo que estaba molesta. El auto seguía aparcado en la acera frente a la facultad. Debía ir por todos los papeles requeridos, pero aún seguía allí, sentada.

—Oh, vamos, Kim —reprochó él riendo—. Sabes que en la universidad tuve muchas más conquistas que en la preparatoria.

Eso lo sabía, claro que sí. Siempre le daban celos cada vez que él coqueteaba con otra chica, aunque debía disimular porque se suponía que ella en ese momento no sentía nada.

—Sí, Jay, lo sé. —Suspiró después de responder. Luego una duda la asaltó y se mordió el labio.

Jay se percató de su cambio en el rostro y frunció el ceño.

—¿Qué pasa? ¿Tendrás otro ataque de pánico? —Empezó a preguntar preocupado.

Ella negó con la cabeza al instante y lo miró con los ojos abiertos de par en par.

—¿Extrañas ese tiempo? ¿Extrañas tener a alguien con quien acostarte cada semana? —No lo decía con intención de ofenderlo. Aquellas preguntas se le cruzaron en la mente y una pizca de incertidumbre la invadió.

¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora