¿Cómo explicar lo que sentía ahora mismo? No existía manera humanamente posible de hacerlo. Mis emociones iban más allá de simples palabras sin significado alguno. La magnitud de lo que sentía me consumía.
No podía asegurar que la relación con mi padre estuviera resuelta, que todo lo del pasado había quedado olvidado. Yo no lo olvidaré. Sin embargo, sí podía afirmar que había una brecha de esperanza entre nosotros. Una brecha que podría ir creciendo con el paso del tiempo.
O tal vez no.
—Necesito contarte algo muy importante, hija —me informó él mientras me pasaba un vaso con agua. Habíamos entrado a la casa, ya que a ambos nos preocupaba que alguien nos llegara a ver en el estado en el que estábamos.
Lo miré con atención y nervios.
Era muy extraño tenerlo aquí, en frente de mí. Ocho años sin verlo y... aquí estaba.
—¿Por qué te fuiste? —La pregunta salió de mis labios sin haberlo meditado antes.
Mi padre se sentó en un viejo sofá sin retirar la vista de mí.
—Yo amaba a tu madre —dijo sin responder a mi pregunta—. La amaba más que a nada en el mundo.
Tragué saliva.
—Responde. —Mis palabras sonaron mordaces.
—Cuando ella murió, mi mundo... se derrumbó. —Ya no hablaba conmigo. Observó el suelo con suma atención y empezó a hablar, totalmente sumido en sus pensamientos—. Cuando entré a su habitación en el hospital, el día que escribí su carta para ti —en ese momento me miró de reojo, pero después de unos segundos agachó de nuevo la mirada— me dijo tantas cosas... —Se sorbió la nariz. Mis ojos comenzaron a aguarse; esto era más de lo que podía soportar—. Yo le decía que no debía despedirse, no todavía. Que aún le faltaba mucho tiempo por vivir, que aún había esperanza. —Una de sus manos se apoyó en su rodilla temblorosa—. Le di esperanza. Pero al fin y al cabo ambos sabíamos que no había más para hacer. Dijo que me amaba y que cuidara de sus "niños". —Sonrió con nostalgia—. Siempre pensando en los demás... —Se limpió rápidamente una lágrima que había saltado de su ojo—. Pero lo que más me duele es que... le fallé.
Alzó la vista e hicimos contacto visual. Ojos verdes mirando ojos celestes. Una combinación explosiva.
—No lo pude soportar. El dolor... —Suspiró al encorvarse. Alcanzó mi mano y acarició mi dedo pulgar con lentitud—. Era algo más superior que yo. Algo que me invadía. No podía soportarlo. No podía dejar que ustedes tuvieran que tolerarme estando de esa manera. No me soportaba ni yo mismo. Mis pensamientos eran... crueles. Despiadados. No quería que me vieran porque no estaba muy seguro de lo que habría hecho. Mi mente me estaba destruyendo. —Me miró con tanta intensidad que no tuve dudas de lo que me decía. Todo era cierto.
Aunque no era suficiente.
—Nosotros podríamos haberte ayudado... —le dije en voz baja.
—Habría hecho una locura antes de que siquiera lo intentaran. —Negó con la cabeza, luciendo avergonzado de tan solo decir aquello.
—Padre —lo llamé para que me mirara. Su cabeza se alzó con rapidez y me contempló sorprendido. Lo había llamado "padre". Era un avance—. Te hubiéramos ayudado. Sin importar qué, lo hubiéramos intentado. Todo. Hasta cansarnos. —Respiré profundo y despacio. Mis manos temblaban sin parar—. No te habríamos dejado.
Esto fue un golpe para él. Se alejó lentamente de mí y se apoyó en el respaldo del sofá, como si su cuerpo no pudiera resistir más. Se cubrió el rostro con las manos para evitar que viera sus enormes lágrimas, pero ya era tarde. Sus sollozos se escuchaban entrecortados, como si le costara respirar. No lo abracé ni me acerqué a él. Solo observé con atención cómo mi padre se desmoronaba en frente de mí.
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¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|
Romance|Historia ganadora de los premios Wattys 2015 en la categoría "Las Favoritas de los Coleccionistas"| -¿Quieres casarte conmigo? En cuanto escuché esas tres palabras saliendo de los labios del mejor amigo de mi hermano se puede decir que tuve tres r...