Capítulo 20: La Gran Manzana

116K 7.5K 1.1K
                                    


Jay



Nunca podré explicar el valor que reuní al soltar esas seis palabras, las cuales a simple vista parecen sencillas de decir. Pero no, fue algo muy difícil de pronunciar. Mis manos sudaban —afortunadamente, ella no se dio cuenta de aquello—, creía que el corazón se saldría de mi pecho y tuve que dejar el temor a un lado, ser valiente y confesarle lo que sentía.

¿Por qué lo dije? ¿Por qué le admití que estaba enamorado de ella? La respuesta era clara: estaba agotado. Agotado de fingir que nada entre nosotros estaba pasando. Cansado de reprimir mis ganas de acariciarla... Tenía que detenerme a mí mismo cada vez que la rozaba sin querer, porque lo único que deseaba era acercarme a ella y tocarla, abrazarla, besarla. Acariciar su piel tersa y suave era mi mayor deseo y tener que abstenerme de él era una completa tortura.

Por eso la besé. Porque era muy doloroso para mí tenerla cerca, pero a la vez tan lejana.

Besarla era... genial. Perfecto. ¡Diablos, me estaba volviendo cursi solo por ella! Nunca me había sentido de esta forma con alguien y todo esto —los nuevos sentimientos— me aterraba. Pero estaba dispuesto a seguir adelante. No me rendiría. Kim tenía ese algo que te invitaba a seguir luchando.

No me rendiría a pesar de que ella me haya rechazado por... ¿segunda vez? Se sentía mucho más que eso.

Sí, después de mi declaración, ella me dijo que no debería hacerlo. Que no debería amarla porque lo de nosotros no funcionaría. Le aseguré que lo haríamos funcionar. Casi le imploré. Pero su respuesta fue un no rotundo.

Debía admitir que su respuesta me dejó sorprendido, demasiado, aunque no solo por eso dejaría de lado esto. Sabía qué era lo que Kim sentía y también comprendía por qué me había dado aquella respuesta. Le daría el tiempo que necesitaba, mas esperaba que no fuera mucho porque la paciencia no era algo que me identificara.

Ahora estaba en un avión, viajando a un país completamente desconocido para mí.

No, no estaba dándole a Kim esa clase de espacio. Estaba viajando por cuestiones de trabajo, aunque detestaba hacerlo precisamente en este instante.

Kim me había dado ese empujoncito que necesitaba para luchar por lo que yo quería. Las cosas siempre habían estado puestas en mis manos, con facilidad y sin hacer esfuerzo alguno. En cambio, con ella sentía que debía esforzarme, que no sería fácil, no, pero en el amor nada era fácil.

Quería que fuera mi chica. Solo mía. Aunque sonara posesivo, al menos estaba siendo sincero conmigo mismo.

No obstante, la razón por la que estaba viajando justo ahora era muy diferente. Al parecer, como era uno de los dueños de la franquicia, debía ir a inspeccionar los hoteles de las otras ciudades. Ahora mismo me estaba dirigiendo a New York. El inadaptado de Jackson o Jacob, como se llamara, me dijo que él no podía ir porque tenía otros asuntos muy importantes en el hotel de mi ciudad. Así que, aquí me encontraba, completamente irritado y enojado en un avión dirigido a una ciudad que era casi desconocida para mí. Nunca había visitado New York, pero como todo el mundo, obviamente había escuchado que era una de las ciudades más pobladas. Por fortuna no tendría que buscar un hotel, ya que me hospedaría en el Stay Home de allá.

Me gustaría estar en este momento con Kim, diciéndole todo lo que tenía en la mente. Después de su cruel rechazo —porque debía admitir que fue muy, muy cruel—, bajamos del auto y un valet se encargó de mostrarle todo el hotel. Yo hice mi camino hacia la sala de reuniones y ahí fue cuando me informaron que debía venir a la Gran Manzana. Más tarde, cuando nos dirigimos a la casa, le informé por encima el asunto de mi viaje y esa misma noche reservé un boleto.

¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora